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mero de eventos posible. Él no era un investigador experimental;
      no se conformaba con la explicación o el descubrimiento de un
      fenómeno concreto, sino que necesitaba principios sobre los que
      fundamentar la ciencia. Y su modelo atómico no cumplía con esta
      premisa; de hecho, se pasó tres años sin publicar nada precisa-






            ,FÍSICA CLÁSICA O  FÍSICA CUÁNTICA?

            Estos dos términos pueden llevar a
            engaño por dos motivos, uno históri-
            co y otro científico. Obviamente, los
           · físicos del siglo x1x  y principios del xx
            nunca se refirieron a sí mismos como
            físicos «clásicos». Solo había una físi-
            ca,  la que ellos hacían, que continua-
            ba la  linea trazada en  los tiempos de
            Newton, aunque, al mismo tiempo, tal
           disciplina se hallaba en constante de-
           sarrollo. De este modo, por ejemplo,
            la ciencia. del electromagnetismo no
            tuvo un marco definitivo hasta los tra-
            bajos de James C.  Maxwell en  la dé-
           cada de 1870, y después de esa fecha
           el trabajo de muchos físicos consistió
            precisamente en desarrollar ese mar-
                                          El  hombre llegó a la Luna en 1969 sin
           co; de hecho, fue ese desarrollo el que   necesidad de aplicar ninguno de los principios
           puso de manifiesto sus limitaciones y   cuánticos o relativistas.
           sus contradicciones internas, creando
           el espacio para que emergieran la re-
           latividad y la física  cuántica. Así pues, es un error pensar que la «física clásica»
           era un estado perfectamente definido, estable y sin transformaciones internas,
           y que se  vio sustituida por otro corpus -la física  cuántica- perfectamente
           definido y estable. Desde el  punto de vista de la ciencia actual, también es im-
           portante señalar que la existencia de «dos» físicas -la clásica y la cuántica- no
           es  una contradicción, ni tampoco implica que la primera esté anticuada y,  por
           tanto, deba ser desechada. La mayoría de los fenómenos que conocemos y con
           los que nos enfrentamos en la vida cotidiana son perfectamente explicables y
           predecibles por la llamada «física clásica». Los efectos cuánticos solo aparecen
           en el  reino de lo muy pequeño y de las altas energías, de modo que su  manejo
           no es relevante en el trabajo de gran parte de científicos e ingenieros.








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