Page 11 - 05 Feynman
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con dos de sus tres esposas, Arline y Gweneth, pero también amó
        a muchas otras mujeres: bailarinas y prostitutas, estudiantes y es-
        posas de colegas,  ligues pasajeros en sus viajes al extranjero a
        causa de congresos científicos ... Tenía una mesa reservada en un
        club de striptease cercano a su querido Caltech y las clases se lle-
        naban de estudiantes y colegas para escuchar cómo su mente enfo-
        caba de manera diferente la física de toda la vida. Pocas veces leyó
        los artículos de sus colegas, pues le gustaba llegar por él mismo a
        las conclusiones que otros habían pensado. Nunca se fió  de una
        idea que él no hubiera deducido a partir de primeros principios, el
        sello de todo su trabajo, una peligrosa virtud que a veces conduce
        al error y a la pérdida de tiempo. Pero no en él:  «Dick podía con
        todo porque era condenadamente brillante -confesó en cierta oca-
        sión un físico teórico-. Podía subir el Mont Blanc descalzo».
            El trabajo de este curioso personaje - así se autotitulaba en su
        autobiografia- es tremendamente abstracto. Su campo fue la teoría
        cuántica, que había cumplido su mayoría de edad cuando él nació.
        Establecer las leyes que gobiernan el mundo subatómico fue una
        tarea ardua y difícil, e involucró a las grandes mentes de la física de
        la primera mitad del siglo xx. El mundo de las partículas elementales
        contradice el sentido común, que proviene de nuestra experiencia
        cotidiana, y su comprensión aún hoy se nos escapa. Sin embargo, la
        capacidad predictiva de la física cuántica está fuera de toda duda.
        Podemos renunciar a entenderla filosóficamente, incluso nos puede
        parecer incongruente a tenor de lo que esperamos que sea el uni-
        verso --el propio Einstein renegó de ella por este motivo-, pero su
        alcance científico y tecnológico está fuera de toda duda.
            La física cuántica exigió el desarrollo de muchas herramien-
        tas para poder dar cuenta de los fenómenos que pretendía expli-
        car. Durante la prin1era mitad del siglo xx, los físicos tuvieron que
        echar mano de ran1as de las matemáticas ideadas varias décadas
        antes - y de las que nadie creía que tendrían una aplicación prác-
        tica- para resolver los problemas que surgían de las entrañas de
        la materia. Pero eso no bastó: también hubo que inventar toda una
        nueva artillería matemática con la que derribar las murallas que
        separaban la teoría del experimento. Es en este campo donde des-
        tacó Richard Feynman, y donde hizo su mayor contribución. Uno






                                                         INTRODUCCIÓN        11
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