Page 9 - 05 Feynman
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·.  La fascinación que muchas generaciones de físicos han tenido
        por su figura se explica en parte gracias a su magnetismo, a ese
        gran encanto personal que destilaba,  capaz de fascinar, incluso
        después de su muerte, a ambos sexos por igual.  De  curiosidad
        insaciable, su obituario le recuerda como «el físico teórico más
        original de nuestro tiempo»,  «extraordinariamente honesto con-
        sigo mismo y con cualquier otro», «no le gustaba ni la ceremonia
        ni la pomposidad»,  «era extremadamente informal» ...  De todo
        ello no hay duda alguna:  ha sido el más iconoclasta, brillante e
        influyente físico de la segunda mitad del siglo :xx.  Fue uno de los
        que desenmarañó la teoría cuántica, el inventor de los hoy ubi-
        cuos diagramas que llevan su nombre, bullicioso y pachanguero
        como pocos, músico de bongós autodidacta y un brillante narra-
        dor de historias, sus propias historias. Su forma de ver el mundo
        de los átomos, de reinventar la teoría cuántica, se ha convertido
       en un estándar en la física y ha permitido numerosos avances en
       la comprensión de la materia.
           Mucho se ha escrito sobre Feynman y su nombre va acompa-
       ñado de adjetivos que van de egocéntrico a simpático.  Cuando
       entraba en la cafetería del Instituto Tecnológico de California, en
       sus años de profe sor, el nivel de ruido descendía a su alrededor:
       todos, hasta sus colegas, querían escuchar lo que tenía que decir.
       Los físicos más jóvenes imitaban su forma de escribir y su manera
       de «arrojar» ecuaciones en la pizarra. Hasta se hizo un divertido
       debate sobre si era humano ... La mayoría envidiaba cómo la inspi-
       ración parecía llegarle a ráfagas, su fe en las verdades simples de
       la naturaleza, su escepticismo hacia la sabiduría «oficial» y su im-
       paciencia con la mediocridad.  Sus dos autobiografías -que no
       escribió; de hecho ninguno de sus múltiples libros fueron escritos
       por él,  sino que son transcripciones de conferencias o conversa-
       ciones"- han sido y son fuente tanto de carcajadas como de inspi-
       ración vocacional. Ambas reúnen una colección de anécdotas tan
       divertidas que resulta increíble creer que le hayan podido pasar a
       una única persona. En un recordatorio de su muerte, el premio
       Nobel de Física de 1969, Murray Gell-Mann, dijo (para enfado de
       la familia):  «Se rodeó con una nube de mito, e invirtió gran parte
       de su tiempo y energías en generar anécdotas sobre él mismo».






                                                         INTRODUCCIÓN        9
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