Page 26 - 05 Feynman
P. 26

pequeños artículos en la revista Comptes Rendus de la Academia
                    de Ciencias de París entre septiembre y octubre de 1923. Sus ideas
                    se expandieron corno la pólvora. El físico neerlandés Henrik Lo-
                    rentz escribió a Einstein: «Es el primer débil rayo de luz en lo que
                    es el peor de nuestros enigmas».

         «Lo que necesitamos es imaginación, pero imaginación
         encorsetada en una terrible camisa de fuerza
         que es el conocimiento.»

         -  RICHARD  FEYNMAN,

                        El siguiente paso lo dio en 1925 otro joven físico:  el alemán
                    Werner Heisenberg. Se había doctorado dos años antes en Múnich
                    y su desdén por la física experimental le había causado ciertos
                    problemas en el examen oral. Pero fue ese mismo desinterés el
                    que le llevó a pensar que para hacer verdaderos progresos en la
                    teoría atómica debía  abandonarse  cualquier  intento  por  «en-
                    tender» cómo funcionaba el átomo por dentro. Creía que la idea
                    de los electrones orbitando alrededor del núcleo estaba fuera de
                    lugar; nadie los había visto. Lo único que realmente se veía eran
                    los fotones emitidos por los electrones al cambiar de  «órbita»,
                    luego esto era lo único que había que tener en cuenta a la hora de
                    desarrollar una teoría. De este modo, Heisenberg creó un esquema
                    matemático, conocido corno mecánica matricial, con el que fue
                    capaz de reproducir los resultados de la vieja teoría cuántica de
                    Bohr. Casi al mismo tiempo, el físico austriaco Erwin Schrodinger
                    ofreció una formulación matemática para las ondas de materia de
                    De Broglie: nació así la mecánica ondulatoria, la herramienta bá-
                    sica de los físicos teóricos. A Heisenberg no le gustó nada, pues la
                    formulación de Schrodinger hacía suponer que esas «ondas» real-
                    mente existían. La batalla entre las dos formulaciones estaba en
                    su punto álgido cuando Max Born demostró que no eran más que
                    artilugios matemáticos utilizados para calcular la probabilidad de
                    encontrar un electrón en una región del espacio. Fue Paul A.M.
                    Dirac  quien  finalmente  demostró  que  tanto  Heisenberg  corno
                    Schrodinger tenían razón: sus dos visiones del mundo atómico





         26         UN  NUEVO MUNDO CUÁNTICO
   21   22   23   24   25   26   27   28   29   30   31