Page 73 - 05 Feynman
P. 73

to nada más», y me explica por qué lo suyo no es una barbaridad,
              sino que la barbaridad es lo núo. Y así un buen rato.


              Igual que le sucediera durante su primer seminario, cuando su
          cabeza se puso a pensar en física olvidó con quién estaba hablando:


              Resultó que eso era exactamente lo que a Bethe le hacía falta, y por
              eso acabé como jefe de grupo, bajo la dirección de Bethe, con cuatro
             personas a mis órdenes.

             Hans Bethe fue  lo mejor que le pudo haber pasado a Feyn-
          man.  Wheeler le había dado alas a su entusiasmo y creatividad,
         pero necesitaba la parsimonia y meticulosidad que Bethe poseía.
          Sus formas de hacer física eran un reflejo de sus distintos carac-
          teres. Bethe empezaba los cálculos por el principio y los termi-
         naba por el final, paso a paso y costara lo que costase; Feynman
         podía empezar por la mitad, o incluso por el final,  para ir de un
         lado para otro, saltándose pasos intermedios ... Así que en el edi-
         ficio  de la División Teórica de Los Álamos de vez en cuando se
          escuchaba a Feynman gritar desde el fondo del pasillo:  «No,  no,
         no.  ¡Está loco!». Sus compañeros levantaban la cabeza, sonreían
         y alguien decía: «Ya están de nuevo. ¡El Acorazado contra el mo-
          tobote Mosquito!». Bethe se ganó el sobrenombre del Acorazado
         por la forma que tenía de resolver problemas dirigiéndose a toda
         máquina y en línea recta a la solución. Feynman, por su parte, fue
         apodado el motobote Mosquito  en alusión a las torpederas PT,
         unas frágiles embarcaciones utilizadas por la marina.de Estados
         Unidos cuya finalidad era atacar a buques de mayor tamaño.
             Feynman necesitaba a una persona de la valía científica de
         Bethe para empezar a brillar. La mayor lección que aprendió del
         gran hombre fue su insistencia en que todo cálculo teórico tenía
         que ir acompañado de un número, una cantidad que pudiera com-
         pararse  con resultados  experimentales.  Este  principio  guió  a
         Feynman el resto de su carrera.
             Dos años trabajando frenéticamente dan para mucho. En una
         carta del 2 de marzo de 1945 Richard comentaba a Arline que se
         había acostado a las cinco de la mañana y a las nueve y media






                                            DE PRINCETON A  LA BOMBA ATÓMICA   73
   68   69   70   71   72   73   74   75   76   77   78