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to nada más», y me explica por qué lo suyo no es una barbaridad,
sino que la barbaridad es lo núo. Y así un buen rato.
Igual que le sucediera durante su primer seminario, cuando su
cabeza se puso a pensar en física olvidó con quién estaba hablando:
Resultó que eso era exactamente lo que a Bethe le hacía falta, y por
eso acabé como jefe de grupo, bajo la dirección de Bethe, con cuatro
personas a mis órdenes.
Hans Bethe fue lo mejor que le pudo haber pasado a Feyn-
man. Wheeler le había dado alas a su entusiasmo y creatividad,
pero necesitaba la parsimonia y meticulosidad que Bethe poseía.
Sus formas de hacer física eran un reflejo de sus distintos carac-
teres. Bethe empezaba los cálculos por el principio y los termi-
naba por el final, paso a paso y costara lo que costase; Feynman
podía empezar por la mitad, o incluso por el final, para ir de un
lado para otro, saltándose pasos intermedios ... Así que en el edi-
ficio de la División Teórica de Los Álamos de vez en cuando se
escuchaba a Feynman gritar desde el fondo del pasillo: «No, no,
no. ¡Está loco!». Sus compañeros levantaban la cabeza, sonreían
y alguien decía: «Ya están de nuevo. ¡El Acorazado contra el mo-
tobote Mosquito!». Bethe se ganó el sobrenombre del Acorazado
por la forma que tenía de resolver problemas dirigiéndose a toda
máquina y en línea recta a la solución. Feynman, por su parte, fue
apodado el motobote Mosquito en alusión a las torpederas PT,
unas frágiles embarcaciones utilizadas por la marina.de Estados
Unidos cuya finalidad era atacar a buques de mayor tamaño.
Feynman necesitaba a una persona de la valía científica de
Bethe para empezar a brillar. La mayor lección que aprendió del
gran hombre fue su insistencia en que todo cálculo teórico tenía
que ir acompañado de un número, una cantidad que pudiera com-
pararse con resultados experimentales. Este principio guió a
Feynman el resto de su carrera.
Dos años trabajando frenéticamente dan para mucho. En una
carta del 2 de marzo de 1945 Richard comentaba a Arline que se
había acostado a las cinco de la mañana y a las nueve y media
DE PRINCETON A LA BOMBA ATÓMICA 73