Page 26 - 19 Marie Curie
P. 26
la sazón profesor de Física en la Universidad de Friburgo, estaba
en viaje de novios en París tras haberse casado con una joven
polaca, conocida de Marie de sus tiempos de institutriz en casa de
los Zorawski. Cuando Marie se encontró con ellos y les contó sus
problemas, Kowalski le dijo que conocía a la persona que mejor
podía ayudarla, el científico que más sabía de magnetismo no solo
en Francia, sino en todo el continente: Pierre Curie. Una tarde de
la primavera de 1894 Kowalski los invitó a ambos.
EL MAGNETISMO DE PIERRE
Los biógrafos oficiales, entre ellos la propia Marie y su hija Eve,
dicen que Pierre y Marie congeniaron nada más conocerse; hoy se
diría, que hubo un «flechazo». Ambas expresiones resultan pobres
para definir lo que debió de surgir entre ellos, algo tan intenso
como los campos magnéticos que había usado Pierre para estu-
diar el magnetismo. Tanto, que desvió la férrea trayectoria que se
había trazado Marie, que había ido a París con el único objetivo
de estudiar en la Sorbona para poder servir mejor a su patria. Una
vez obtenidas las graduaciones en Física y Matemáticas y finali-
zada la beca para el estudio de los aceros, los planes de Mari e eran
volver a Varsovia. Quería ayudar a su país de la forma que mejor
sabía: enseñando a sus compatriotas. Así, en el verano de 1894
Marie pensó que dejaba París para siempre.
Pero los planes de Marie no podían prever el encuentro con
Pierre. Este por primera vez en su vida dejó su incapacidad cró-
nica para tomar decisiones e hizo lo posible y lo imposible para
convencerla de que volviera. Pierre no tenía ninguna relación
cuando conoció a Marie; vivía para la ciencia y no estaba dis-
puesto a compartir su vida con alguien que no tuviera el mismo
objetivo que él. Su opinión respecto a la capacidad científica de
las mujeres no era muy halagüeña, pero eso, como muchas otras
cosas en su vida, habría de can1biar drásticamente tras conocer
a Marie. Los cambios no serían menos radicales en la vida de la
joven.
26 UNA POLACA EN PARÍS