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Leibniz, al ser invitado a Berlín para presidir la academia, re-
       dactó una serie de escritos indicando cómo debía ser el enfoque de
       la nueva sociedad. Debía desarrollar tanto teoría como práctica,
       para que se beneficiaran de sus informaciones no solo las artes
       y ciencias del país, sino tan1bién las industrias y el comercio. La
       sociedad científica debería dedicarse especialmente a las ciencias
       fundamentales,  como las matemáticas y la física,  aunque en esa
       partición incluía más de lo que puede pensarse hoy en día. Leibniz
       dividía las matemáticas en cuatro partes: la geometría, incluyendo
       el análisis; la astronomía y sus campos relacionados (geografía,
       cronología, óptica); la arquitectura ( civil, militar, naval), que com-
       prendía también la pintura y la escultura, y la mecánica, con sus
       aplicaciones tecnológicas. Por su parte, la física incluía la química
       y los reinos animal, vegetal y mineral.
           Preocupado por la financiación de la academia, Leibniz con-
       siguió para la sociedad la elaboración y venta,  en exclusiva,  de
       calendarios astronómicos. Más adelante presentó un proyecto de
       sericultura (cría del gusano de seda) para conseguir fondos y ase-
       gurar la pervivencia económica de la academia.  En ese sentido,
       planeó la plantación y cuidado de árboles de morera en los jardi-
       nes reales de Potsdan1. Aunque el proyecto no terminó de salir ade-
       lante, Leibniz llegó a realizar experimentos en sus propios jardines.
           También intentó potenciar otras academias en Dresde o en
       Viena, pero los proyectos no fructificaron.




       REVISTAS CIENTÍFICAS


       Aunque los descubrimientos se daban a conocer en las reuniones
       de las sociedades, se echaba en falta un medio eficaz de comuni-
       cación que sirviera para difundir más amplian1ente los grandes
       avances en la ciencia moderna.
           La primera revista científica que puede tener esa considera-
       ción fue el  Journal des S9avans, aparecida en París en enero de
       1665.  Sin embargo, no era propiamente una revista únicamente
       científica, ya que aparecían artículos de legislación o tan1bién obi-






                                            EL DISEÑADOR DE CALCULADORAS    41
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