Page 120 - 04 Max Planck
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puede en este terreno [el de la sinceridad] haber el más mínimo
                        compromiso moral, la menor justificación de la más pequeña desvia-
                        ción. Aquel que viola este mandato, quizá con el objetivo de ganar
                        cierta ventaja material momentánea, cerrando los ojos deliberada-
                        mente y con conocimiento de causa a la evaluación apropiada de la
                        situación, como un derrochador que sin pensarlo despilfarra su for-
                        tuna, sufrirá inevitablemente, antes o después, las graves consecuen-
                        cias de su temeridad.

                        El hombre que habla así de la obligación moral de ser sincero,
                    o realmente piensa que lo fue o es un cínico. Y es muy difícil pen-
                    sar que Planck fuera lo segundo.





                    HITLER SE  ENFURECE

                    El 16 mayo de 1933 Planck se entrevistó con Hitler. La intención
                    del científico era convencer a Hitler de las desastrosas consecuen-
                    cias que la política contra los judíos tendría en la ciencia alemana.
                    Según el mismo Planck contó a un colaborador, Hitler le contestó
                    que él no tenía nada en contra de los judíos, al contrario, que los
                    protegía, que estaba en contra de los comunistas, pero que todos
                    los judíos se habían vuelto comunistas, y le dio un ataque de ira.
                    Según la versión de Einstein, Hitler amenazó a Planck con inter-
                    narlo en un can1po de concentración.
                        Por entonces Heisenberg era catedrático en Leipzig y  el
                    mismo año de  1933 se iniciaron las expulsiones de profesores
                    judíos.  La expulsión de Levy  (profesor de matemáticas) pro-
                    vocó la indignación de varios de los profesores de la universi-
                    dad.  Heisenberg  y  algunos  de  sus  colegas  se  plantearon  la
                    posibilidad  de  dimitir  en  bloque,  pero  antes  fue  a  visitar  a
                    Planck en su casa de Berlín a finales de mayo de 1933. Heisen-
                    berg  encontró  a  Planck,  que  tenía entonces  setenta y  cinco
                    años,  muy envejecido y cansado.  Planck le contó entonces su
                    entrevista con Hitler. Según Heisenberg estas son algunas de las
                    cosas que Planck le dijo aquel día en Berlín:





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