Page 122 - 04 Max Planck
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En aquella conversación Planck desaconsejó a Heisenberg la
                      dimisión colectiva porque tendría muy poca repercusión y,  ade-
                      más, la prensa callaría o difamaría a los miembros del grupo dimi-
                      sionario. Al final se verían forzados a emigrar con la esperanza, tal
                      vez, de volver al final de la guerra. El consejo que Planck da a Hei-
                      senberg, y que forma parte de la postura que él tomó durante todo
                      el régimen nazi,  es que aquellos que signifiquen algo y no estén
                      obligados a marcharse, deben quedarse para preparar el futuro.
                          Heisenberg siguió el consejo de Planck y su vida posterior
                      tuvo una deriva sorprendente. Fue, primero, duramente perse-
                      guido. Su candidatura a la cátedra que su profesor y amigo Max
                      Bom había dejado en Gotinga, como consecuencia de verse obli-
                      gado al exilio debido a su origen judío, fue desaprobada por el
                      ministro de Educación. Después, Sommerfeld lo propuso como
                      su sucesor en Múnich, y cuando casi todo estaba preparado para
                      la toma de posesión de la cátedra de Múnich apareció un artículo
                      de Stark en una revista de las SS que se titulaba «Judíos blancos
                      en las ciencias».  En él se acusaba a Heisenberg de ser amigo de
                      los judíos y de deber toda su fama,  incluido el premio Nobel,
                      recibido en 1933, a su colaboración con los judíos extranjeros y
                      sus amigos.  Estas acusaciones muestran la personalidad para-
                      noica de Stark y su deriva intelectual.  Pero tampoco hay que
                      perder de vista que había una cátedra en juego, que podría ser
                      para uno de sus partidarios, aumentando así su influencia.  La
                      mezquindad se añade aquí a la locura para formar esa amalgama
                      destructiva que tanto prolifera en las dictaduras.
                          Heisenberg no pudo acceder a la cátedra de Múnich y las SS
                      iniciaron una investigación contra él que duraría un año. Lo interro-
                      garon varias veces,  colocaron micrófonos secretos en su casa y
                      lugar de trabajo e hicieron todo tipo de insinuaciones sobre él. Hei-
                      senberg consiguió salir indemne gracias a que su abuelo materno
                      conocía al padre de Himmler.  Rogó a su madre que enviara una
                      carta suya a Himmler a través de la madre de este. Himmler en per-
                      sona escribió a Heisenberg diciendo que no estaba de acuerdo con
                      los ataques que había recibido y que no volvería a ser molestado.
                          Poco más de un año después, el 25  de septiembre de 1939,
                      Heisenberg fue  movilizado  para trabajar en el proyecto de la






          122         LA EDAD CUÁNTICA
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