Page 119 - 04 Max Planck
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El resultado de la política ambigua que Planck practicó fue
        que terminó sufriendo descalificaciones de todos los bandos. Los
        nazis propagaron durante años el rumor de que terúa ascendientes
        judíos, llegando incluso a cuantificar su ascendiente judío en un
        dieciseisavo. Y el mismísimo Goebbels consideraba que Planck
        era demasiado tibio en su adhesión al régimen.  En el otro lado
        encontramos el ejemplo de Lotte Warburg, hija del físico judío
        Emil Warburgyhermanadelpremio Nobel de FisiologíaOtto War-
        burg. Tras oír que Planck, en un discurso, hacía un obligado agra-
        decimiento  a  Hitler por su apoyo  a  la ciencia alemana,  Lotte
        Warburg escribió en su diario:

            ¡Una mentira tan monstruosa!  [ ... ] A pesar de todo, cualquiera que
            pronuncie el nombre de Planck dirá: Planck, un carácter honorable.
            Hasta el final de su vida llevará consigo la máscara de honorable,
            desinteresado, científico puro, fiel a sus convicciones, y nadie sabrá
           la verdad, la monumental cobardía y debilidad de carácter que lle-
            naron sus últimos años. Nadie.

            Paradójicamente, el propio Warburg es quizá uno de los pocos
        casos en que la política de paños calientes de Planck dio resul-
        tado. De padre judío, W arburg mantuvo su puesto de director del
        Instituto Káiser Guillermo de Bioquímica, acogido a la excepción
        de la ley del 33, hasta el final de la guerra.
           Quizá quiera el lector, llegado este punto, tener más elemen-
        tos de juicio para hacer su propia valoración. ¿Era Planck un co-
        barde? ¿Era realmente un hombre de honor? Nos resulta fácil
        ahora, sabiendo cómo fue el régimen, cuál fue. su final y teniendo
        datos claros y fidedignos de sus atrocidades, exigir a los hombres
       un comportamiento que no tuvieron. Pero es difícil hacernos una
       idea de lo que tuvieron que ser trece años de convivencia con un
       régimen implacable, siempre acosado, siempre acusado y muchas
       veces en el filo de la navaja. Acabada la guerra, en una conferencia
       pronunciada en Gotinga el 17 de junio de 1946, Planck dijo:


           Así, el estándar moral de la sinceridad aparece a menudo relajado y
           debilitado de forma reprochable[ ... ].  Bajo ninguna circunstancia






                                                      LA EDAD CUÁNTICA      119
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