Page 116 - 04 Max Planck
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En 1922 Planck, como presidente de la Sociedad Alemana de
                    Científicos y Médicos, invitó a Einstein a pronunciar una confe-
                    rencia sobre relatividad en la reunión anual de la sociedad. El
                    objetivo era respaldar públicamente a Einstein y sus teorías en
                    el ámbito de una reunión científica de primer nivel. Pero Einstein
                    no pudo dar aquella conferencia. El 24  de junio fue asesinado
                    Walther Rathenau, ministro de Asuntos Exteriores de la repú-
                    blica y amigo personal de Einstein. Rathenau era de origen judío
                    y fue  asesinado por un grupo  de militares ultranacionalistas.
                    (Hitler mandó erigir un monumento en su honor cuando llegó al
                    poder.) Planck encargó a Max von Laue la conferencia, que se
                    celebró en medio de una fuerte presencia de propaganda nazi.
                    Según cuenta Heisenberg, entonces estudiante de Sommerfeld
                    y que asistió a la conferencia, en la entrada a la sala de confe-
                    rencias un grupo de activistas repartía panfletos firmados por
                    Lenard en los que se decía que la teoría de la relatividad no era
                    más que especulaciones aireadas por la prensa judía y ajenas al
                    espíritu alemán.
                        Cuando los nazis llegaron al poder la batalla no pudo más que
                    recrudecerse. Einstein estaba en Estados Unidos en el momento
                    en que Hitler tomó el poder, y decidió no volver a Alemania. Los
                    ataques contra él se sucedieron y el ministro de Educación y Cul-
                    tura nazi instó a la Academia de Ciencias a que expulsara al que
                    era, sin duda, su más ilustre miembro. Planck inició aquí una difí-
                    cil convivencia con el régimen nazi. Él había sido siempre un hom-
                    bre conservador, como ya se ha dicho anteriormente, era alemán
                    de pura cepa y,  en su juventud, había sido un ferviente naciona-
                    lista y adepto a la monarquía. Por todo ello no cabía esperar de él
                    una oposición abierta al régimen. Pero también era consciente de
                    lo injusto del trato que los nazis daban a los judíos y, sobre todo,
                    de los peligros para la ciencia alemana que la política racista y
                    sectaria podía conllevar.  No  solo Einstein, sino Lise Meitner o
                    Max Bom eran también de origen judío. Además, si Stark o Lenard
                    dirigían la física alemana, su racismo y su sectarismo tendrían
                    consecuencias irreparables.
                        Por consiguiente, Planck adoptó una postura de oposición
                    moderada al régimen. En lugar de grandes manifiestos - segura-





         116        LA  EDAD CUÁNTICA
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