Page 111 - 04 Max Planck
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proporciona la probabilidad de encontrar al electrón en un punto
       dado del espacio. En torno a esta interpretación de Born, y bajo
       el liderazgo de Niels Bohr, se gestó el punto de vista aceptado
       desde entonces por la mayoria de la comunidad científica, que
       representaba, desde el punto de vista filosófico, la más radical de
       las rupturas con la herencia clásica, puesto que significaba poner
       el azar en el centro mismo de la concepción física de la natura-
       leza,  abandonando el determinismo y el estricto cumplimiento
       del principio de causalidad. En el otro bando, que cabria calificar
       de  conservador, se situaron Einstein,  Schrodinger y Planck, a
       quienes la interpretación probabilística y el abandono completo
       del determinismo clásico no satisficieron nunca del todo.


                   «La precisión Ax con que se puede medir la posición x
                   de una partícula y la precisión !1p con la que se puede
              medir su cantidad de movimiento no son independientes.»

                                             -  ÜEISENBERG,  PRINCIPIO  DE  INCERTIDUMBRE.

           Un elemento clave de este debate fue el principio de incerti-
       dumbre, o de indeterminación, formulado por Heisenberg en 1927.
       Heisenberg se encontraba entonces en Copenhague trabajando
       con Bohr, con quien mantuvo una estrecha y amistosa relación. El
       artículo en que presentaba las relaciones de incertidumbre se ti-
       tulaba «Sobre el contenido perceptual de la cinemática y la mecá-
       nica cuántica teórica» y en él deducía su principio a partir de una
       de las relaciones fundamentales de su mecánica de matrices. En
       el mismo artículo proponía varios experimentos imaginarios para
       explicar intuitivamente el origen del principio.
           La consecuencia del principio de incertidumbre es que no po-
       demos determinar a la vez la posición y la cantidad de movimiento
       de una partícula con absoluta precisión. Si conocemos muy bien
       su posición nada sabremos de su cantidad de movimiento, y vice-
       versa. Como la cantidad de movimiento de una partícula es fun-
       ción  de  su velocidad,  lo  que  decimos de la primera se aplica
       también a la segunda: no podemos conocer simultáneamente con
       toda precisión la posición y la velocidad de una partícula. Con






                                                     LA EDAD CUÁNTICA       111
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