Page 110 - 04 Max Planck
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Cuando Planck se jubiló como profesor de la Universidad de
                    Berlín en 1927 propuso como sucesor a Schródinger, que enton-
                    ces era profesor en Zúrich. Este aceptó. Zúrich difícilmente podía
                    competir ni económica (el sueldo ofrecido era el doble) ni cien-
                    tíficamente ( en Berlín eran por aquel entonces catedráticos Ein-
                    stein y Max von Laue, el instituto de Hahn y Meitner estaba a la
                    vanguardia de la física nuclear, Nemst dirigía el Instituto de Fí-
                    sica Experimental, y no estaban muy lejos Bom, en Gotinga, o
                    Heisenberg, en Leipzig). Sin embargo, la razón que más pesó en
                    la decisión de Schródinger la reconoció este último en un poema
                    que dedicó a Planck a su llegada a Berlín, y que no fue otra que
                    oírle decir, a propósito de su posible nombramiento: «A mí, por
                    ejemplo, me alegraría». Erwin Schródinger y su esposa Anny hi-
                    cieron an1istad con el matrimonio Planck y esta amistad perdura-
                    ría a pesar de los avatares de la guerra y de la distancia: Marga
                    Planck y Anny Schródinger se cartearon habitualmente hasta la
                    muerte de la primera.





                    EL  PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE

                    Tras la formulación de la mecánica de matrices y la mecánica
                    ondulatoria, se disponía de dos herramientas equivalentes para
                    abordar cualquier problema cuántico. Tanto la mecánica de ma-
                    trices de Heisenberg como la ecuación de ondas de Schródinger
                    permitían plantear y resolver, en principio, cualquier problema
                    de física atómica o molecular. Aunque había un acuerdo general
                    en que la mecánica cuántica disponía por fin de primeros princi-
                    pios de los que partir -principios que eran relativamente inde-
                    pendientes de la física clásica- , durante varios años hubo un
                    intenso debate sobre su interpretación. En ese debate participa-
                    ron todos los que habían tenido algo que ver en la construcción
                    del nuevo edificio cuántico: Planck, Einstein, Bohr, Sommerfeld,
                    Heisenberg, Schródinger, Bom, Pauli o Dirac. Max Bom, profesor
                    de física en Gotinga y estrecho colaborador de Heisenberg, ofre-
                    ció la interpretación siguiente: el cuadrado de la función de onda






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