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atención al joven científico. En 1913 Walther Nernst y Ma.x Planck
fueron a Zúrich en un viaje familiar de recreo que aprovecharon para
visitar a Einstein y tratar de convencerle de que se instalara en Berlín.
Le ofrecieron un puesto en la Academia Prusiana de Ciencias, una
cátedra en la Universidad de Berlín (pero libre de cargas docentes) y
la dirección del Instituto de Física, cuya fundación Planck y Nernst
estaban preparando. La condición de no dar clases era importante
para Einstein, pues queria dedicarse por completo a la investigación.
Einstein aceptó las condiciones, así que Planck y N ernst le escribie-
ron una carta al ministro prusiano de Educación en la que le expo-
nían las virtudes del joven físico. El 7 de diciembre de ese mismo año
Einstein tomaba posesión de sus nuevos cargos en Berlín. En una
misiva a un amigo, Einstein reconocía que uno de los atractivos del
puesto era poder estar cerca de Planck. Los dos científicos manten-
drían una estrecha amistad hasta la llegada de Hitler al poder.
Pero de todos los talentos que estuvieron en la órbita de
Planck, el más próximo, y con el que mantuvo la relación más
estrecha y duradera, fue Ma.x van Laue (1879-1960). Van Laue fue
profesor asistente de Planck entre 1905 y 1909, y con él trabajó
sobre los problemas asociados a la termodinámica de la radiación
electromagnética. Van Laue ganó el premio Nobel de Física en
1914 por predecir la difracción de los rayos X, lo que demostraba
su carácter ondulatorio.
Laue fue, además de admirador y buen amigo de Einstein, uno
de los mayores expertos en relatividad de los años veinte. Él fue
el único bastión antinazi de la Academia de Ciencias de Prusia,
mucho más decidido que Planck en su oposición al régimen. Pero
seguramente él más que nadie comprendía la dificultad que supo-
nía vivir bajo el régimen para cualquiera, y su amistad con Planck
no sufrió menoscabo durante el periodo nazi. Van Laue fue el en-
cargado de dirigirse al público durante los funerales de Planck, y
lo hizo en estos términos:
Y aquí hay también una corona de flores más sencilla, sin leyendas.
La he puesto yo en nombre de todos sus discípulos, entre los cuales
me encuentro, como muestra perecedera de nuestro afecto y gratitud
sin límites.
EL NACIMIENTO DEL CUANTO DE ENERGÍA 79