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finalmente conmutar la pena de prisión por el arresto domicilia-
                     rio a perpetuidad. Este proceso causó una gran conmoción en el
                     científico.


         «Eppur si muove (Y sin embargo se mueve).»
         -  FRASE  QUE,  SUPUESTAMENTE,  PRONUNCIÓ  GALILEO  TRAS  SU  ABJURACIÓN  ANTE  EL  TRIBUNAL
         DE  LA  INQUISICIÓN.


                     VIDA RETIRADA

                     Galileo fue retenido en un principio en el palacio arzobispal de
                     Siena, donde recibió numerosos cuidados. Finalmente consiguió
                     que se le condujera a Arcetri, cerca de Florencia, donde se encon-
                     traba el convento de sus hijas. El destino, sin embargo, tenía que
                     depararle otro duro golpe:  su hija favorita,  sor Maria Celeste,
                     moría en 1634, a la edad de treinta y tres años. La vejez y el aisla-
                     miento al que le había sometido la Inquisición, sumado a la muerte
                     de su hija, parecía que iba a dar al traste con todos los proyectos
                     que aún animaban al científico. Sin embargo, tuvo fuerzas para
                     abordar su proyecto  más  ambicioso,  la fundamentación  de  la
                     nueva ciencia del movimiento, un proyecto que tenía en mente
                     desde décadas atrás, y que finalmente podría ver a luz.
                         En 1636 pudo dar por tem1inado su Discursos y  demostra-
                     ciones matemáticas, en torno a dos nuevas ciencias. Debido a la
                    prohibición que  había recaído sobre sus obras, que  afectaba a
                     todos los países católicos, se vio obligado a enviar su manuscrito
                     a los Países Bajos para su publicación, con el consiguiente enfado
                     de los jesuitas, que vieron burlada la condena. En una visita, el
                    filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679) le informó de que ya
                     circulaban copias en inglés de esta obra fundamental.  En 1638
                     también recibió la visita del poeta John Milton (1608-1674),  en-
                     cuentro que se plasmaría por ejemplo en su Areopagítica, donde
                    hace una encendida defensa de la libertad de expresión y en con-
                    tra de la censura.
                        En 1637 Galileo aún tuvo tiempo de realizar un último descu-
                    brimiento científico: el movimiento de libración de la Luna. Fue su





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