Page 142 - 10 Galileo
P. 142

LA LIBRACIÓN
              Normalmente, solo se puede ver iluminada una cara de la Luna, y resulta que
              siempre es la misma debido a la coincidencia entre su  período de rotación y
              de traslación. Esto significa que, en teoría, solo es posible ver exactamente la
              mitad de la  superficie lunar.  Sin embargo, un observador paciente apreciará
              que en realidad desde la Tierra es posible avistar hasta el 59 % de la superficie
              lunar, debido a que algunas regiones que se  encuentran en  la  penumbra en
              ciertos momentos se hacen visibles. Este fenómeno se debe a unos movimien-
              tos llamados libraciones, término que etimológicamente hace referencia a la
              libra, es decir la balanza, y que alude a un movimiento de cabeceo del eje.  Las
              libraciones se producen debido a una combinación de sucesos.  Por un lado,
              el eje de la Luna está inclinado con respecto al plano que forma con la Tierra,
              de modo que su  movimiento ya genera variaciones.  Por otro, la  órbita de la
              Luna es elíptica y en  el  punto más lejano (apogeo) nu_estro satélite se mueve
              a menos velocidad que en el más cercano (perigeo), de modo que unas veces
              su rotación se atrasa y otras se adelanta con respecto a su posición orbital en
              torno a la Tierra. Por último, la Luna tiene, además, un movimiento de cabeceo.
              Galileo describió el fenómeno de la  libración en los siguientes términos (mos-
              trando, a su  vez, que se  había percatado de la combinación de movimientos
              que lo explican):
                  He observado un aspecto maravilloso de la  superficie lunar. Aunque millones de
                  hombres la han mirado millones de veces, creo que ninguno ha observado el míni-
                  mo cambio de su  superficie, sino exactamente la  misma cara que siempre se  ha
                  supuesto que se presenta ante nuestros ojos. Ahora veo que no es así, sino todo lo
                  contrario, que cambia de aspecto, como si  alguien que mirándonos de frente la-
                  deara un poco la cara, primero a la derecha y  después a la  izquierda, o la alzara y
                  luego la bajara y finalmente la  inclinara.
                                                              Imágenes de
                                                              la Luna en
                                                              su perigeo
                                                              (Izquierda)
                                                              y en su  apogeo.
                                                              Al comparar, entre
                                                              ambas fotografías,
                                                              la situación
                                                              de algunos
                                                              accidentes
                                                              geográficos
                                                              del satélite, se
                                                              observa que no
                                                              siempre muestra
                                                              exactamente la
                                                              misma superficie.









        142         GALILEO Y LA INQUISICIÓN
   137   138   139   140   141   142   143   144   145   146   147