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LA ATMÓSFERA Y EL ROZAMIENTO
La atmósfera terrestre es la responsable de la resistencia que su-
fren los cuerpos al caer, es decir, la que hace que los cuerpos
acaben cayendo a distintas velocidades. Si tenernos dos bolas del
mismo material, la que pese más llegará antes al suelo, y solo en
el vacío ambas caerán simultáneamente, como Galileo pronosticó.
La resistencia del aire actúa como una fuerza cuyo sentido es
contrario al avance del cuerpo. En el caso de la caída libre, se
opone a la fuerza de gravedad. En esa propia resistencia se en-
cuentra también la clave de que vuelen y se sostengan en el aire
los aviones o las cometas ( aunque, como se verá a continuación,
las alas de los aviones utilizan otros fenómenos y principios aero-
dinámicos). Sería el equivalente a la resistencia que ejerce el suelo
cuando se intenta mover un objeto muy pesado.
El aire está compuesto por moléculas de agua, oxígeno, nitró-
geno y dióxido de carbono, entre otros gases. Para que un objeto
caiga, dichas moléculas deben ser apartadas. Cuanto mayor sea el
objeto que cae y menor sea su peso, con más lentitud se apartarán
para dejarlo pasar, de modo que su descenso será más lento.
La forma y la superficie frontal del objeto que cae son factores
que también influyen en la velocidad que alcanza el cuerpo. En el
caso de una hoja de papel, tanto el peso corno la superficie que
ocupa contribuyen a que permanezca flotando más tiempo, y, por
el contrario, una bola de acero caerá a toda velocidad. En planetas
o satélites sin atmósfera, la ausencia de moléculas que entorpez-
can el camino de los objetos que caen hace que su forma o su peso
sean factores irrelevantes.
EL ROZAM IENTO Y EL CUADRADO DE LA VELOCIDAD
Cuando se trata de objetos que caen a poca distancia del suelo,
la influencia de la resistencia del aire suele ser despreciable, es
decir, no se tiene en cuenta al hacer los cálculos. Pero cuando la
altura es considerable, es necesario introducir la influencia de
la resistencia aerodinámica.
150 ANEXO