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Godel, por el contrario, era marcadamente pesimista, una actitud
nada infrecuente en los primeros años de la era nuclear, cuando
el desastre atómico parecía estar a la vuelta de la esquina.
La imagen de Godel y Einstein, hablando en alemán mientras
iban y volvían tranquilamente por Princeton, se volvió familiar para
todos. En esos años, Einstein comentó que lo más importante que
había hecho en Princeton fue acompañar a Godel en sus caminatas.
Cuenta una anécdota que durante uno de esos paseos, un con-
ductor de automóvil reconoció a Einstein y que, de la sorpresa,
casi se estrella contra un árbol. Godel, en cambio, adusto y casi
siempre vestido con sombrero, abrigo y guantes ( aun en pleno ve-
rano), no era tan fácilmente reconocible para la gente de la calle.
Einstein falleció en 1955, un duro golpe para Godel, aunque
no hizo manifestación pública de su pena. Después de la muerte
de su buen amigo le escribió a su madre:
El hecho de que la gente nunca me mencione en conexión con
Einstein es muy satisfactorio para rrú (y lo sería también para
él, ya que era de la opinión de que, incluso un hombre famoso,
merece tener vida privada). Después de su muerte he sido
invitado un par de veces para decir unas palabras sobre él,
pero naturalmente no he aceptado.
UNIVERSOS EN ROTACIÓN
Una consecuencia tangible de las conversaciones entre Godel y
Einstein fueron los artículos de Godel sobre la teoría de la relati-
vidad, los únicos de sus trabajos publicados sin conexión directa
con la lógica matemática.
El primero de esos artículos, escrito en inglés, se tituló «Un
ejemplo de un nuevo tipo de soluciones cosmológicas a las ecua-
ciones einstenianas del campo gravitatorio», y se publicó en la
revista Reviews of Modern, Physics, volumen 21, número 3, pági-
nas 44 7-450, del año 1949. En ese artículo Godel planteó una solu-
ción a las ecuaciones de Einstein que consiste en la descripción
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