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riencia debida a nuestro especial modo de percepción».  Godel
                     explica esta idea basándose en el hecho de que el cambio sola-
                     mente existe en relación a un lapso objetivo de tiempo, pero que
                     esta noción de «lapso de tiempo objetivo» no es válida en un uni-
                     verso relativista en el que cada observador tiene un «ahora» pro-
                     pio que es incomparable con el «ahora» de los demás observadores.
                     En conclusión, si no hay tiempo objetivo, no hay cambio.
                         Godel continúa diciendo que «James Jeans ha sacado la con-
                     clusión de que no hay razón para abandonar la idea intuitiva de que
                     hay un tiempo absoluto que dura objetivamente. No creo que la
                     situación justifique esta conclusión», y explica este disentimiento
                     basándose en las soluciones por él halladas en su artículo anterior.
                     Si hay universos sin tiempo objetivo que son compatibles con las
                     ecuaciones de la relatividad y nuestro universo es, por supuesto,
                     compatible con esas ecuaciones, entonces no podemos concluir
                     necesariamente que en nuestro universo hay un tiempo objetivo.
                         En 1952 apareció publicado su tercer y último trabajo sobre la
                     relatividad. Se tituló Universos rotatorios en la teoría general de
                     la relatividad y fue en realidad su exposición en el Congreso Inter-
                     nacional de Matemáticas realizado en Cambridge (Massachusetts),
                     en 1950. En él Godel expone nuevas soluciones a las ecuaciones de
                     Einstein, nuevamente constituidas por universos en rotación, aun-
                     que en este caso no todas ellas tienen líneas temporales cerradas.
                         Las soluciones de Godel, aunque no describen el universo real,
                     abrieron la búsqueda de soluciones no ortodoxas para las ecuacio-
                     nes de Einstein, un campo en el cual, una vez más, Godel fue pionero.
                         En realidad, Godel publicó todos sus trabajos científicos sobre
                     lógica matemática a lo largo de solamente diez años, entre 1930 y
                     1939 (mientras aún vivía en Viena, aunque los dos últimos artículos,
                     de 1938 y 1939 respectivamente, fueron publicados, en inglés, en
                     revistas norteamericanas). En su etapa de Princeton, Godel ya no
                     publicó descubrimientos científicos sobre lógica, y en sus escritos
                     de esos años ( con la única excepción de los artículos ya menciona-
                     dos sobre la teoría de la relatividad) se dedicó sobre todo a comen-
                     tar las consecuencias filosóficas de sus investigaciones previas.
                         El último trabajo científico sobre lógica matemática firmado
                     por Godel apareció en la forma de un libro de unas setenta pági-






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