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parcial del primero de los problemas que David Hilbert planteó en
                     su famosa conferencia de 1900, un problema inicialmente formu-
                     lado por Georg Cantor y que es conocido corno la «hipótesis del
                     continuo».





                     CARDINALES

                     Para entender qué es la hipótesis del continuo debernos volver a
                     la teoría de Cantor sobre el infinito, que ya tratarnos en el primer
                     capítulo. Recordemos que un cor\junto, según las palabras del pro-
                     pio Cantor, es la «reunión en un todo de objetos de la realidad
                     o de nuestro pensamiento». Tenernos así, por ejemplo, el cor\junto
                     de todos los días de la semana, el conjunto de todos los meses del
                     año o el  conjunto de los números naturales pares. Algunos de
                     estos conjuntos son finitos, otros son infinitos.
                         Un cor\junto es finito cuando es posible contar sus miembros
                     uno por uno,  y esta cuenta termina en algún momento.  En los
                     conjuntos infinitos, en cambio, la cuenta nunca termina. Si tene-
                     rnos un cor\junto finito podernos perfectamente hablar de cuántos
                     miembros tiene; por ejemplo, el conjunto de los días de la semana
                     tiene siete miembros, y el de los meses del año, doce. A la canti-
                     dad de miembros de un cor\junto, los matemáticos lo llaman su
                     «cardinal»; de este modo, podernos decir que el cardinal del con-
                     junto formado por las letras de la palabra «mar» es tres.
                         El objetivo de Cantor era darle sentido a la idea de cardinal,
                     o de cantidad de miembros, pero en el caso de los conjuntos infi-
                     nitos.  Sin embargo,  ¿cómo puede hablarse de  la «cantidad de
                     miembros» de un conjunto infinito? ¿Puede decirse algo, aparte
                     del hecho obvio de que esa cantidad es «infinita»? Para responder
                     a estas preguntas Cantor partió de esta simple idea: imaginemos
                     que  en un gran salón hay una gran cantidad de niños en movi-
                     miento y al mismo tiempo un gran número de sillas (figura 1), y
                     que nos gustaría saber si hay la misma cantidad de unos y otras.
                     Una manera de hacerlo es contar los niños uno por uno, hacer lo
                     mismo con las sillas, y luego comparar los dos resultados.






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