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ciada, seis años mayor que él, a quien Godel había conocido en
1927. Tal vez el matrimonio fue un paso previo necesario para
emigrar juntos, una decisión que Godel ya veía como posible.
Ambos formaron siempre una pareja muy unida, y aunque no eran
propensos a las manifestaciones públicas de cariño, todo parece
indicar que se quisieron mucho.
«Es importante buscar demostraciones de consistencia, aunque
toda demostración de consistencia es relativa en el sentido
de que no podemos prestarle más confianza de la que le
prestamos al sistema lógico en cuyo seno se desarrolla
la demostración de consistencia.»
- W!LLARD VAN ÜRMAN QmNE EN DESDE UN PUNTO DE VISTA LÓGICO.
En 1938 y también en 1939, Godel viajó otra vez al Instituto de
Estudios Avanzados, y en estos viajes, además de dar sus habitua-
les cursos y conferencias, se procuró los contactos institucionales
necesarios para preparar su futura admisión como profesor, en el
caso de que tuviera que abandonar Austria. De regreso a Viena
después del segundo de estos viajes, fue atacado por un grupo de
estudiantes de ultraderecha que, según cuenta una anécdota muy
repetida, su esposa espantó a paraguazos.
Las presiones sobre Godel aumentaban, su presencia como
intelectual independiente era una molestia para los nazis, y final-
mente en octubre de 1939 fue incluido en una «lista negra». Esto
oficializaba su carácter de desocupado y bajo el régimen nazi los
desocupados eran casi automáticamente reclutados en el ejército.
En efecto, poco después Godel recibió la temida orden de reclu-
tamiento. Como única respuesta, Kurt Godel y Adele Porkert hu-
yeron de Austria hacia Estados Unidos (igual que tantos otros
científicos europeos de aquella época, entre ellos, Albert Einstein
y John von Neumann).
La guerra entre Alemania, Francia e Inglaterra ya había co-
menzado para ese entonces, de modo que Godel y su esposa tuvie-
ron que viajar a Estados Unidos por el camino más largo, a través
de Rusia, Japón y el océano Pacífico. Godel llegó al Instituto de
94 EL SEGUNDO TEOREMA DE GÓDEL