Page 54 - 28 Hubble
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causa de la Segunda Guerra Mundial, Huxley se desesperó al no
encontrar un corrector de su gusto, a pesar de que les ofreciera un
buen precio por su labor. Ella echaba de menos esa labor durante
la guerra, por lo que corregía voluntariamente los infom1es de los
subordinados de su marido, opinando que, si bien en la exactitud
de las fórmulas matemáticas no podía meterse, el texto era ho-
rrible en cuanto a elegancia y buen gusto. El caso es que lo que
corregía eran informes secretos, pero nadie veía inconveniente,
pues bien se sabía que ella no entendía bien el contenido de los
informes. Si el mayor Hubble lo veía bien, todos lo aceptaban.
En cierta conversación sobre qué era el amor, Grace dijo una
hermosa frase: «Amor es intentar quitar la piel de plátano en el
pavimento de la vida de otro». Edwin relataba situaciones que
solo la crédula Grace podria aceptar como verosímiles. Además
de las exageradas peripecias en el campo de batalla en Francia,
durante la Primera Guerra Mundial, o su habilidad como abogado
a su regreso, le contaba otras más inocentes, probablemente en
broma, no dando crédito a la ingenuidad de Grace.
En 1942, se capturó un barco alemán y se le llevó al Proving
Grounds, donde Hubble era el jefe de Balística Exterior. Este
le dijo a Grace que en el barco se habían encontrado órdenes
del mismísimo Hitler, mandando destruir el Proving Grounds y
¡también al doctor Hubble! Y Grace lo anotó en su diario como
verídico.
Pero lo más destacable de Grace fue su abnegada admiración
por Edwin, su disposición inconmovible para ayudarle en todo
momento, su amor sin fisuras, su orgullo de que él enamorara a las
jovencitas. En la «casa encantada» escribía en su diario:
Tener a E. para responder a todas las cuestiones, o estar silenciosos
con una completa sensación de camaradería. Mientras hago las la-
bores de la casa, pienso en lo mucho que depende la estructura de
la vida de una persona de las pocas personas que han compartido
con ella experiencias y pensamientos. E. y yo, tras estos años juntos,
recordamos cosas y les darnos vida y color. Una palabra, dicha por
alguno de los dos, hace que nos miremos y pensemos lo mismo. Sin
esto, uno se hace sordo, mudo, ciego, amputado.
54 HUBBLE. EL HOMBRE