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No era Hubble el único investigador que se interesaba por la
                    clasificación galáctica. Hubo un conflicto muy agrio entre Hub-
                    ble y el astrónomo sueco Knut Emil Lundmark, quien trabajó en
                    los observatorios Lick y Mount Wilson por aquel entonces. Lund-
                    mark también observó que había estrellas en M33  e intentó en
                    vano encontrar los movimientos de rotación que había imaginado
                    Van Maanen. Por ello,  era partidario, como Curtis y Hubble, de
                    la teoría de los universos islas. Procuraba, sin embargo, eludir la
                    agresión dialéctica de Shapley.
                        Hubble,  en lugar de enviar a publicar su esquema de clasifi-
                    cación a una revista, prefirió mandárselo al presidente de la Inter-
                    national Astronomical Union  (IAU),  pensando que más que una
                    investigación, lo que proponía él era un esquema para ser adoptado
                    internacionalmente. En la IAU existían, como hoy, varias comisio-
                    nes. La que tenía que tratar este asunto era la Comission on Nebu-
                    lae and Star Clusters, que ya en 1923 estaba presidida por Slipher,
                    quien  no quería que la decisión de dicha comisión sobre la clasi-
                    ficación de la IAU estuviera contaminada por las ideas de Hubble
                    pero, ante la insistencia de este, tuvo que plantearlo a la comisión.
                        El asunto se fue  demorando. Mientras tanto, Lundmark pu-
                    blicó un artículo con una clasificación que, a los ojos de Hubble,
                    era un completo plagio. El competitivo Hubble escribió a Slipher
                    las más duras palabras sobre la ética de Lundmark, quien no solo
                    le había plagiado, sino que ni le había citado, a pesar de que tenía
                    que ser consciente de su propio trabajo, al haber sido discutido
                    públican1ente en un congreso al que él no asistió, pero Lundmark
                    sí. Y también le escribió a Lundmark acusándole de plagio:


                        Esta es una expresión suave de mi opinión personal sobre su conduc-
                        ta y, a no ser que lo pueda explicar de alguna forma inesperada, ten-
                        dré gran placer en llan1ar la atención constante y enfáticamente, en
                        cuanto se presente una ocasión, sobre sus curiosas ideas de la ética.

                        Hubble tan1bién arremetió contra Lundmark en la publicación
                    enviada varios meses después. Lundmark no decía nada, pero ya
                    lo hacía Shapley por él,  quien convencía a Russell de que la cla-
                    sificación de Lundmark era bastante mejor que la de Hubblé. ¿ Y





         90         LA CLASIFICACIÓN GALÁCTICA Y LOS UNIVERSOS ISLAS
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