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que exigía de ellas un sustento lógico muy estricto. Sus amigos
progresistas atribuían el conservadurismo de Gauss al aislamiento
a que le obligaba su obra. Puede que en parte sea verdad. En los
últimos veintisiete años de su vida solo durmió una vez fuera de
su observatorio, cuando asistió a una reunión científica en Berlín
para satisfacer a Alexander von Humboldt.
«Nada me demostraría de un modo tan lisonjero y tan poco
equívoco que los atractivos de esta ciencia que ha enriquecido
mi .vida con tantas alegrías no son una quimera, igual que no
lo es la predilección con la que usted la ha honrado.»
- GAUSS, EN RESPUESTA A SOPHIE GERMAIN TRAS REVELARLE ESTA SU VERDADERA IDENTIDAD.
La época en que se desarrolló su vida era turbulenta, con gue-
rras y revoluciones, tanto en su país como en el extranjero. El
gobierno d~l populacho y los actos de violencia política producían
en Gauss un indescriptible h01Tor. La revuelta de París en 1848,
que llevó al poder a la Comuna, lo llenó de pesadumbre.
En general detestaba a los demagogos que arrastraban a las
masas. Al haber nacido en una familia pobre, Gauss sabía muy
bien que las personas ignorantes eran muy fáciles de manipular.
Ya anciano creía que la paz y el simple bienestar constituían lo
único bueno para cualquier país. Si la guerra civil hubiera esta-
llado en Alemania, decía, pronto habría muerto. Las conquistas en
la forma napoleónica le parecían una incomprensible locura y
siempre guardó un cierto desapego por todo lo francés, derivado
del efecto devastador de las guerras napoleónicas.
Gauss era un anciano vigoroso que defendía con ardor sus opi-
niones. Una de las causas de su vigor se encuentra en su serenidad
científica y en la ausencia de ambiciones personales. Toda su am-
bición era el progreso de la matemática. Si Gauss era algo frío en
sus expresiones impresas, era suficientemente cordial en su corres-
pondencia personal y en sus relaciones científicas. Como ya sabe-
rnos, mantuvo una relación científica con Sophie Germain, a la que
admiraba por su sagacidad matemática. La apertura de mente res-
158 EL LEGADO DEL «PRÍNCIPE DE LOS MATEMÁTICOS»