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su parte, se casó en 1935 y obtuvo una plaza fija de profesor titular
        de Física Experimental en Palermo.
            En poco tiempo, Amaldi y Fermi se quedaron solos en Roma
        siguiendo la línea de investigación abierta por el bombardeo de
        los neutrones lentos y la creación de isótopos radiactivos. Jun-
        tos verificaron que el proceso de captura de un neutrón por un
        núcleo era inversamente proporcional a la velocidad del neutrón,
        y Fermi desarrolló una ecuación de difusión aproximada que ex-
        plicaba tanto la absorción de neutrones por los núcleos como la
        difusión de los neutrones lentos. En su ecuación, Fermi analizaba
        el tiempo de vida del neutrón desde su creación en la fuente hasta
        que pasaba a formar parte del materi_al en el que impactaba (la
        actualmente llamada «vida de Fermi» o «tiempo de Fermi» ). Tras
        diversos artículos en La ricerca scientijica, ambos aprovecharon
        una estancia en verano de  1936 en la Universidad de  Columbia
       y publicaron sus resultados en The Physical Review,  «Sobre la
        absorción y la difusión de los neutrones lentos». Amaldi se quedó
        un mes más en Estados Unidos y participó en la construcción
        de un acelerador lineal de protones. Más tarde, Segre representó
        gráficamente la diferente capacidad de los núcleos para admitir la
        absorción de neutrones, en los hoy conocidos como «diagramas
        de Segre» (véase la figura de la página anterior).
           Mientras tanto, la situación de Italia se había complicado por
       la radicalización del fascismo.  Mussolini invadió Etiopía e inició
       una crisis internacional. Proclan1ó el Impe1io italiano el 9 de mayo
        de  1936,  con Víctor Manuel III  como emperador,  y en octubre
       fundó el Eje Roma-Berlín, firmando un pacto con la Alemania nazi,
       que establecía unidad de acción en política exterior y que acabó
       siendo el germen del Eje militar de la Segunda Guerra Mundial.
           A los éxitos de Fermi, fruto del duro trabajo, se añadió el na-
       cimiento de su hijo Giulio el 16 de febrero de 1936. Ya fuese por el
       renacido sentimiento protector paternal, o por el miedo ante la re-
       ciente violación de Hitler del tratado de Versalles, con la invasión
       del valle del Rin en marzo de 1936, Fermi sorprendió a Laura una
       tarde cuando trajo a casa máscaras de gas para toda la familia.
           Los ragazzi de Via Panisperna se habían dispersado y, aunque
       las estancias de investigación parecían temporales, como en otras






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