Page 136 - 15 Arquimedes
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En su Vida de Marcelo, Plutarco también hace referencia a la
                   mano de hierro:

                       En cuanto a las naves, a unas las asían por medio de grandes made-
                       ros con punta, que repentinamente aparecieron en el· aire saliendo
                       desde la muralla, y,  alzándose en alto con unos contrapesos, las
                       hacían luego sumirse en el mar, y a otras, levantándolas rectas por
                       la proa con garfios de hierro semejantes al pico de las grullas, las
                       hacían caer en el agua por la popa, o atrayéndolas y arrastrándolas
                       con máquinas que calaban adentro las estrellaban en las rocas y
                       escollos que abundaban bajo la muralla,  con gran ruina de la
                      · tripulación.






              ARQUÍMEDES: MITOS Y  REALIDADES

              A lo largo de la presente obra se han repasado las historias reales y las leyen-
              das sobre la  vida, los descubrimientos y  las  invenciones de Arquímedes. Lle-
              gados a este punto podemos hacer una recopilación de las afirmaciones más
              destacadas y conocidas:

               l.  «Dadme un punto de apoyo y  moveré el  mundo.» Frase atribuida falsa-
                 mente a Arquímedes, tomando el sentido estricto de su significado, pues-
                 to que tenía conocimientos sobrados para comprobar que no era posible.

               2. «iEureka!,  ieureka!» Expresión de alegría que supuestamente pronunció
                 al introducirse en un baño público y descubrir el  principio de la  hidrostá-
                 tica. Es  muy poco probable que la  historia sea  cierta  en  sus detalles;
                 posiblemente Vitruvio la adornó literariamente.
               3.  La  corona del  rey Hierón 11.  Seguramente la  anécdota de la corona es
                 cierta, aunque el  modo de demostración de la  estafa sería  mediante la
                 combinación del principio de la hidrostática y de la  ley de la palanca, no
                 simplemente rebosando agua de un recipiente.
               4.  El epitafio en la tumba. Es muy probable que sea cierto que Arquímedes
                 pidiera que grabaran en su  epitafio una esfera dentro de un cilindro. Ci-
                 cerón encontró la tumba, ya dañada, pero no ha llegado a nuestros días.










        136        EL INGENIERO DE LA GUERRA
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