Page 20 - Edición final para libro digital
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to, que no parecía tener solución posible mientras los lobbies econó-
micos en Israel y las ambiciones de poder de los radicales islámicos
en el lado palestino, no tuviesen en su voluntad llegar a un acuerdo
definitivo de convivencia.
No volvieron a hablar hasta llegar a Yad Eliyahu. Ariel era hom-
bre de pocas palabras, y Raveh ya se había dado cuenta de que su
acompañante no compartía sus argumentos, por lo cual consideró
prudente no seguir adelante con sus comentarios, limitándose sólo
a cumplir con su tarea.
Llegados al instituto del populoso barrio, ambos reclutas se di-
rigieron a la dirección del mismo, donde hicieron entrega al rector
del centro de la correspondiente documentación, al tiempo que le
transmitían las órdenes recibidas. El principal de la institución envió
inmediatamente a un bedel en busca de Fatma, regresando este a los
pocos minutos con la joven. En el hermoso rostro de la chica apenas
se podía adivinar cierta curiosidad. No podía ella imaginarse lo que
estaban a punto de comunicarle. A pesar de la incertidumbre que le
causaba el hecho de haber sido llamada a dirección sin motivo apa-
rente, entró en el despacho sonriente, ajena a la terrible noticia que
estaban a punto de comunicarle.
Fatma era una joven muy bella, morena, de rostro redondeado,
piel suave y unos ojos grandes e intensamente negros que relucían
especialmente cuando su sonrisa, amplia y casi perfecta, otorgaba a
aquellas perlas de azabache un brillo deslumbrante. Era quizás su
nariz la única, pero pequeña, disonancia en tan hermoso semblan-
te, ligeramente curvada y algo ancha en su parte superior, herencia
genética de su padre, la hacía parecer un poco huraña. Sin embargo,
su expresión siempre alegre y su blanca sonrisa, compensaban con
creces aquel rasgo hereditario. Cubría su cabeza con un velo azul ce-
leste que no conseguía esconder del todo su cabello, dejando escapar
sobre su frente un rebelde mechón de pelo, casi tan negro y brillante
como su mirada.
Fue el propio Ashir Kasev, director de la institución educativa,
quien trasladó a Fatma la terrible noticia. Pero, en contra de lo que
esperaban, la reacción de la joven fue bastante contenida. A pesar del
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