Page 128 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer
quedaron mudos, sólo alcanzaron a mirarse entre sí acongojados.
—Mira por dónde —le dijo uno de los baladrones al otro—,
tanto buscar y terminan viniendo ellos solitos.
Miguel, haciendo un esfuerzo por vencer su miedo, se dirigió
a ellos preguntando.
—¿Quiénes sois vosotros?
—Pregúntale a la putilla, ella nos conoce —respondieron se-
ñalando a Elena.
Después de haber sopesado por tanto tiempo la conveniencia
de acercarnos hasta el piso donde Elena dejara muerto a Ernesto, la
situación que se nos presentaba no parecía ser muy esperanzadora;
aquellos dos tipos armados y, aparentemente, dispuestos a todo,
me hicieron comprender que lo que en principio sería tan sólo un
gesto solidario para con mi antigua compañera de colegio, iba a
convertirse en un serio problema que podría cambiar mi vida y la
relación con mis tutores.
—¿Conoces a estos tíos? —le preguntó Miguel a Elena sor-
prendido.
—Sí —respondió ella como pidiendo disculpas por habernos
ocultado lo ocurrido en la mansión del traficante.
—¿Quiénes son, por qué no nos has dicho nada de esto?-
—No me imaginé que estarían aquí, no sé por qué han veni-
do.
—Yo te lo diré —interrumpió el de la pistola—, Bremon nos
ha dicho que os vigilásemos, suponía que le irías a alguien con el
cuento de lo ocurrido el otro día, y por lo visto no se equivocó.
—No les he dicho nada de lo del otro día, no pensaba hablar-
les de ello, dejad que nos vayamos.
El individuo se echó a reír al tiempo que nos ordenaba cerrar
la puerta.
—¿Es que te crees de verdad que os vamos a dejar marchar
ahora?, por qué no nos cuentas qué le ha sucedido a tu novio.
Elena estaba visiblemente nerviosa y yo aún no había reaccio-
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