Page 203 - Mucho antes de ser mujer
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José Manuel Bermúdez
tenderle una trampa a mi padre, pero nunca he dicho que hablase
de matarle.
Miguel no supo qué responder, era obvio que el conocimiento
que tenía sobre la muerte de mi padre era mucho mayor que lo que
decía la versión policial. ¿Por qué estaba dando por hecho que yo
le podría haberle hecho a Aurelio ese encargo?; sólo una persona
conocía sobre qué había tratado mi corta conversación con el Auri
en el río, y sólo ella podía imaginarse que mi petición al muchacho
podría ser el asesinato de Bremon.
—¿Te ha hablado Susana algo de esto? —le pregunté a Miguel
al darme cuenta de su metedura de pata.
—No, yo casi no me hablo con Susana, te habré entendido mal,
seguro. Si no ha sido cosa tuya entonces habrá sido como dice la poli.
En absoluto me convenció su respuesta, en cuanto tuviese oca-
sión hablaría con Susana, tendría que aclararme muchas cosas.
Me costó mucho conciliar el sueño esa noche, algo no en-
cajaba en todo aquello; el hecho de que nada estuviese a nombre
de mi padre, su asesinato y que nadie cayera en la cuenta de que
tenía relación con la organización cuando en el poblado casi todos
le conocían, siendo precisamente allí donde la policía centró sus
investigaciones, hacían de todo aquello un complejo galimatías que
daba al traste con todas mis previsiones.
Sobre las doce de la mañana del día siguiente llegó Susana a
visitarnos, como venía haciendo últimamente. Algo que me había
llamado poderosamente la atención en ella fue la serenidad con
que se tomó la muerte de Bremon. Mi padre era su pareja y, a pesar
de nuestro acuerdo por hacernos con sus negocios, siempre había
pensado que se querían; sin embargo ella reaccionó a su muerte con
una serenidad propia de un desconocido.
—Hola Susana —la saludé nada más bajarse del coche.
—Hola Ana, ¿cómo estás?
—Bien, aunque un poco cansada, he dormido muy mal esta
noche.
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