Page 201 - Mucho antes de ser mujer
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José Manuel Bermúdez

            portando el cuerpo de Bremon en su propio automóvil. La enig-
            mática dama se subió en otro coche que se encontraba a unos cien
            metros del lugar y desapareció en dirección contraria.
                 La policía encontró el coche de mi padre en un solitario
            paraje, junto a una pista de tierra que llevaba desde las afueras
            hasta un barrio de chabolas conocido popularmente como Villa
            Cañada, se trataba de un suburbio marginal donde campaban a
            sus anchas los minoristas de la droga, todos ellos servidos a su vez
            por la organización de Don Rodrigo, como conocían a mi padre
            en aquel lugar. El sitio donde hicieron el hallazgo no distaba más
            de doscientos metros de la miserable villa, y era una zona muy
            frecuentada por drogadictos que se detenían a inyectarse su dosis
            en el descampado.
                 El cuerpo de Bremon fue hallado al lado de su propio co-
            che, sobre un gran charco de sangre y con la cabeza destrozada,
            aparentemente, por los golpes dados con un bate de beisbol que
            fue encontrado posteriormente entre unas matas no muy lejos
            del cadáver. Todas las investigaciones se centraron entonces en
            el poblado y sus visitantes; las autoridades dieron por seguro que
            el crimen se habría cometido allí mismo, seguramente por delin-
            cuentes comunes que se movían en aquel ambiente. Todo indica-
            ba que le habrían asaltado en la ciudad para robarle, obligándole
            posteriormente a que les acercase hasta la villa y, una vez cerca
            de su objetivo le hicieron apearse del coche y terminaron con su
            vida. Tanto el coche como el propio cuerpo habían sido total-
            mente desvalijados, lo cual hizo que la policía no barajase ningún
            otro móvil para el asesinato, cerrando, por lo tanto, el caso a las
            pocas semanas.
                 La comunicación del atentado me llegó por medio de Susa-
            na, ya que era ésta la que aparecía como contacto prioritario en la
            agenda del teléfono de la víctima, el único objeto personal que no
            había sido sustraído por los asesinos. Inexplicablemente la policía
            no se presentó en el domicilio de Bremon durante las averigua-


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