Page 197 - Mucho antes de ser mujer
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José Manuel Bermúdez
traba Aurelio esperándonos, los demás estaban debajo del viaducto,
junto al río. Susana fue la primera en bajarse y hablar con el joven,
yo permanecí un rato dentro del vehículo ya que podría pasar algún
conocido y vernos conversando, por lo cual la propia Susana planteó
la idea de encontrarnos bajo la protección de la pasadera, allí perma-
neceríamos ocultos a cualquier posible paseante. Ambos bajaron el
empinado sendero que llevaba a la orilla y fue entonces cuando yo
abandoné el automóvil y bajé rápidamente detrás de ellos.
La sensación experimentada al ver a Sara fue indescriptible,
nos fundimos en un interminable abrazo, llorando y dando chilli-
dos como locas, los demás nos miraban con expresión de incredu-
lidad, después de todo lo ocurrido les estaba costando asimilar mi
aparición. Fueron unos minutos inolvidables los vividos durante
aquel encuentro. Cuando Sara y yo nos separamos todos los demás
se acercaron a saludarme, las explicaciones y los parabienes se pro-
longaron por varios minutos, pero fue finalmente Aurelio el prime-
ro en centrase en las preguntas dando rienda suelta a su curiosidad
sobre el tema.
—Miguel no nos dijo nada sobre lo ocurrido, ¿cómo es que no
habéis dado razón de vida en todo este tiempo? —se interesó el Auri.
—Es algo largo de contar, pero hemos tenido razones de mu-
cho peso para permanecer desaparecidos y, por el momento, debe-
mos seguir así. Sólo vosotros sabéis que seguimos con vida y por eso
queremos que nos ayudéis.
—¿Pero en qué podemos ayudaros, ni siquiera sabemos dónde
estáis?
—En principio nos gustaría que colaboraseis con nosotros en
el negocio de mi padre.
—¿Y de qué se trata? —preguntó Tomás.
—Servicio de mercancías a clientes especiales- se adelantó a
decir Susana interrumpiendo la conversación.
—Eso mismo —dije reafirmando su explicación—, entregas
directas y reparto a minoristas.
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