Page 50 - Mucho antes de ser mujer
P. 50

Mucho antes de ser mujer

            día anterior a la fiesta de mi aniversario y no podía saber lo de mi
            madre, así que alguna otra razón le debía tener disgustado.
                 —¿Qué tal las vacaciones?, te lo has debido pasar muy bien
            —fueron sus primeras palabras en tono irónico.
                 —Pues no —le respondí sin comprender aún su extraño com-
            portamiento—. ¿A qué viene ese tono y por qué estás enfadado?
                 —Vaya cara que tienes, después de haberme dejado plantado
            aún te haces la inocente; dos horas me tuviste esperándote aquel
            domingo. ¿Es que crees que una niñata como tú puede tomarme
            el pelo?
                 Enseguida me di cuenta de lo ocurrido, habíamos quedado
            en estar juntos al día siguiente de mi cumpleaños y, con todo lo
            sucedido, me había olvidado completamente de aquella cita. Era
            normal que estuviese enfadado. No me dio  tiempo a explicarle los
            motivos ya que, inmediatamente, se dio la vuelta y se fue. A pesar
            de que lo llamé un par de veces ni siquiera se detuvo, estaba real-
            mente molesto; no quise ir detrás de él, en realidad no sabía muy
            bien cómo explicarme y además, justo en ese momento, sonó el
            timbre de entrada a clase.
                 Esa mañana no fue precisamente una de mis mejores asisten-
            cias. No había podido dejar de pensar en lo ocurrido con Miguel,
            durante cinco horas, en mi cabeza sólo existió aquel momento. Le
            había dado mil vueltas a la situación razonándola desde las más po-
            sitivas consecuencias, ya que aquel podía ser el momento ideal para
            abandonar definitivamente tan embarazosa relación, sin embargo
            no era capaz de asumirlo, necesitaba hablar con él.
                 Nerviosa y obsesionada me faltó tiempo para buscar a Miguel
            en cuanto terminaron las clases, atravesé el patio casi corriendo
            para poder encontrarlo antes de que cogiese su moto. Traspasando
            ya la salida principal pude ver a Sonia que estaba parada al lado del
            muro, seguramente esperándolo, su presencia me hizo detenerme
            en seco. No me atrevía a abordar una nueva humillación delante de
            aquella arpía y decidí desviarme para no coincidir con ellos, pero


                                       — 49—
   45   46   47   48   49   50   51   52   53   54   55