Page 90 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer
Ese sábado me levanté tarde, como solía hacer casi todos los
días durante aquellas vacaciones. Después de ducharme bajé a la
cocina, había despertado con hambre y faltaban un par de horas
para el almuerzo, así que me dirigí directamente a la nevera en
busca de algo que aliviase mi ansiedad alimenticia. Antes de llegar
siquiera al frigorífico oí a mi tía llamar por mí.
—Ana, ¿puedes venir al salón?
—Sí, sólo un momento, voy a coger algo de comer y ya voy.
—Déjalo, no cojas nada, tenemos aquí para picar.
Aquel tenemos despertó mi curiosidad e inmediatamente me
dirigí hacia la sala. Nada más asomarme pude ver a Mónica junto a
Tía Carmen, enfrente a ellas y de espaldas a mí había otras dos chi-
cas, ni siquiera pregunté quiénes eran, me fui directamente hacia
mi antigua tutora y nos abrazamos emocionadas.
—Hola Ana- —me saludó sin separarnos.
—Hola señorita Mónica, qué alegría volver a verla.
—Y a mí también me alegra mucho, te he echado de menos,
muchas veces he deseado visitarte pero no lo consideraba conve-
niente, lamento que tenga que ser en este trance; pero me satisface
un montón volver a abrazarte Ana.
Después de los correspondientes abrazos, llantos y demás ex-
presiones emocionales, Mónica me dijo señalando a las dos desco-
nocidas:
—¿No conoces a estas dos chicas?
Me giré entonces para prestar atención a las dos jóvenes y para
disculparme por mi escasa educación al no haberlas siquiera salu-
dado.
—Hola, disculpadme, me he emocionado tanto al ver a la se-
ñorita Mónica que ni siquiera reparé en vuestra presencia, os ruego
que me perdonéis.
Una vez reparada mi falta y ante la aprobación gestual de Mó-
nica y de mi tía, me presenté ante ellas.
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