Page 88 - Mucho antes de ser mujer
P. 88
Mucho antes de ser mujer
Sin duda, y a pesar de tan larga exposición, Beatriz me había
hecho entender el verdadero significado de todo cuanto me ocu-
rría. Sus palabras me hicieron reflexionar y terminada su alocución
todo me parecía mucho más llevadero.
Era casi la hora de comer cuando se despidió de mí, no sin
antes comprometerse a apoyarme; me dio su número de teléfono
pidiéndome que la llamase si me sentía agobiada. Después de aban-
donar la habitación pude oír cómo hablaba unos minutos con mi
tía antes de despedirse definitivamente.
Me sentía mucho mejor después de haber escuchado a Beatriz
y decidí levantarme.
—Tía Carmen, bajaré a comer, no me subas nada. Grité desde
el cuarto.
—Qué bien, me alegra que te sientas más animada. Me res-
pondió mi tía también gritando desde la cocina.
Comimos con relativa normalidad sin que ninguno sacase el
tema de lo ocurrido. Una vez terminamos ayudé a Tía Carmen a
recoger y me recosté en el sofá del salón a ver la tele. A media tarde
llegó Sara, pude oírla hablando con Tía Carmen en la entrada.
—Buenas tardes señora Forcano, ¿está Ana despierta?
—Sí, está en el salón, pasa; se alegrará de verte.
Sara apareció en la estancia y sin soltar palabra se abalanzó
sobre mí y me abrazó con fuerza.
—Lo siento mucho, —me dijo claramente afectada—, lamen-
to no haber venido antes, me he enterado esta mañana.
—No te preocupes, todo sucedió muy a prisa, no se ha ente-
rado casi nadie. De todos modos he estado durmiendo casi todo el
rato, me dieron calmantes y esas cosas y ni siquiera pude asistir al
entierro.
—Quizás fuese mejor para ti, has tenido que pasarlo muy mal.
—Sí, pero ya me siento mucho mejor, Beatriz me ha ayudado
mucho y mis tíos también; al fin y al cabo hace tiempo que sabía-
mos que ocurriría.
— 87—