Page 97 - Mucho antes de ser mujer
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José Manuel Bermúdez

                 Fue Sara quien se hizo con la dichosa nota rompiéndola en mil
            pedazos al tiempo que les reprochaba a las otras dos su atrevimien-
            to; estaba realmente enfadada, en cambio yo no sabía cómo reac-
            cionar. Nuestra actitud no pasó desapercibida para Tania, quien se
            atrevió a preguntar.
                 —¿Tienes problemas con algún chico, Ana?
                 —¿Por qué habría de tener problemas con nadie?, vaya
            tontería.
                 —No sé, os veo tan raras por esa nota, como si supieseis de
            quién es.
                 —Pues no tengo idea de quién es, seguramente el niño se ha
            equivocado y ni siquiera era para mí.
                 —Ya, a lo mejor es eso —dijo Rosa con sorna.
                 Estaba claro que ni Rosa ni Tania se creían nada de lo que les
            decía, y la actitud de Sara tampoco ayudó mucho a disimular. Ante
            aquella situación sabía que no estaría a gusto el resto de la tarde,
            por lo cual me despedí de las tres decidida a irme. Sara no objetó
            nada, comprendía perfectamente mi sentimiento en ese momento;
            pero las otras dos insistían en que me quedase, para ellas sólo se
            trataba de un simpático incidente. Al no conocer la historia no
            podían comprender mi actitud. A pesar de su insistencia decidí
            marcharme; Sara me acompañó unos metros.
                 —¿Quieres que vaya contigo? —me preguntó preocupada.
                 —No, no te preocupes, no quiero daros la tarde, me voy direc-
            ta a mi casa, no pasará nada.
                 —¿Estás segura?
                 —Claro que sí, ahora mismo no me siento con humor para
            seguir aquí, hablamos esta noche, ¿vale?
                 —Está bien, pero si me necesitas me das un toque, ¿me pro-
            metes que lo harás?
                 —Siiiiiiiiii, te lo prometo —le dije contrariada.
                 Sara se comportaba como si fuese mi hermana mayor, a pesar
            de tener un mes menos que yo me hablaba con extremada seriedad,


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