Page 113 - De la luz a las tinieblas
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poblado. En una teoría sin fundamento alguno, ubicó la aldea
en un primer cuarto de la superficie total del terreno. Según
su imaginativo cálculo, deberían llegar al final recorriendo el
triple de la distancia andada en su primer encuentro con el
anciano. Tal deducción no podía sostenerse bajo un
argumento serio, por lo cual, ni se planteó exponerles a sus
compañeros tan infundada hipótesis. Debería sostenerse en la
fe que habían depositado en él, sin más soporte que su férrea
creencia. Poco más les podía ofrecer. Poco más podían
esperar.
Llegados a un pequeño claro, con escasa hierba,
decidieron detenerse a dormir. Depositaron en el suelo todos
sus aperos, y dispusieron los sacos en círculo alrededor de los
mismos, sentándose cada uno sobre el suyo. Orgán se
encargó de hacer el reparto de los alimentos y el agua.
Mientras, Andrés echó un vistazo a los alrededores, para
cerciorarse de que no les molestarían mientras comían.
—No hemos avanzado mucho. Como sigamos así, no
llegaremos muy lejos —dijo Dalman, rompiendo el silencio
inicial. Seguidamente, retomó sus reproches hacia Andrés—
. No parece que hayas calculo muy bien todo esto.
—Mañana será diferente. He mirado entre esos árboles, y
parece que a partir de aquí el camino no es tan complicado
—dijo señalando la zona que tenían por delante—. Da la
impresión de que el bosque está bastante más despejado.
—Más vale que así sea. Apenas nos hemos alejado de la
aldea. Nunca debimos dejar que nos convencieseis.
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