Page 111 - De la luz a las tinieblas
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por ello que deberíamos dirigirnos hacia el lado contrario. La
          salida tiene que estar al final de este paraje.

              —Es decir, que no tienes idea de hacia dónde debemos ir
          —le reprochó Dalman contrariado.
              —Debéis confiar en mí, tengo la certeza de que, si nos
          dirigimos hacia ese lado, llegaremos. No podemos renunciar
          ahora.
              —¿Debemos confiar en ti? Nos convences para que te
          acompañemos, y ahora ni siquiera sabes con certeza hacia

          donde  tenemos  que  caminar.  ¿Por  qué  razón  deberíamos
          confiar en ti?
              Ninguno sabemos que tan extenso puede ser este bosque,
          ni  tampoco  donde  se  encuentra  su  final,  pero  tengo  la
          seguridad de que llegaremos. Debemos tener fe, tan solo eso

          nos permitirá alcanzar nuestro propósito.
              —Vayamos  hacia  donde  dice  Andrés  —intervino
          Alterio—.  A no ser que alguno de vosotros sepa mejor que
          él hacia donde debemos encaminarnos.
              —Está  bien,  vayamos  hacia  allí,  entonces  —medió
          definitivamente Orgán, aceptando la teoría del pastor—. Pero

          pongámonos en marcha de una vez. Aquí, parados, seguro
          que no hallaremos respuesta alguna.
              Ante la interposición de su compañero, Dalman dio por
          finiquitado el debate, y reanudaron la marcha.
              Cargando con los pesados arneses, y con la duda de llevar

          el rumbo adecuado, comenzaron su andadura. Serpenteando
          entre  la  bruna  arboleda.  Tanteando  cuidadosamente  el




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