Page 107 - De la luz a las tinieblas
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Andrés  tan  solo  asintió  con  la  cabeza.  No  comprendía
          muy bien la confianza de Dalman en la capacidad defensiva

          de los góronas al mismo tiempo que le preocupaba tanto su
          integridad.
              Prosiguió con el reparto. Los góronas cargarían, además
          de con sus correspondientes petates, con las bolsas de peces.
          Dotados de una extraordinaria fuerza, no suponía para ellos
          hándicap alguno. Lo pasarían mucho peor ellos cuatro, con
          aquellos arneses saturados de aparejos y sacos. Andrés, por

          ser el más joven y afanoso, cargaría también con la soga, y
          ayudaría a Alterio en determinados momentos en los que el
          anciano pudiese pasar dificultades.
              Alterio rechazó el machete, sonriendo cuando este le fue
          entregado por el pastor.

              -  ¿Es  que  quieres  que  os  corte  la  cabeza  a  alguno  de
          vosotros? ¿Qué podría hacer yo con un machete? Llevaré la
          lanza para utilizarla como apoyo, me será mucho más útil que
          mi viejo bastón.
              Los  demás  se  miraron  entre  sí  con  un  gesto  de
          circunstancias. El ciego actuaba con tanta seguridad que se

          les había pasado por alto aquel detalle. No habían tenido en
          cuenta su limitación visual. Asumieron su falta de previsión
          al  respecto,  agradeciendo  a  Alterio  que  se  lo  tomase  con
          humor.  Solo  pudieron  sonreír  ante  aquella  enredada
          situación.

              Ya  hacía  un  tiempo  que  a  Andrés  no  le  molestaba  la
          rodilla. Eso le suponía un gran alivio, ya que aquella lesión
          habría supuesto una importante dificultad en sus planes. Para


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