Page 110 - De la luz a las tinieblas
P. 110
—Solo abridnos la puerta, y deseadnos suerte. No
necesitamos nada más de vuestra parte.
—Allá vosotros —fue la respuesta final de los centinelas.
Los seis atravesaron el portalón que los separaba
definitivamente de la seguridad de la aldea. Comenzaba allí
mismo su camino hacia lo incierto. A partir de entonces,
deberían afrontar solos los misterios y sorpresas que les
deparase aquel lúgubre boscaje.
Subieron la pendiente que los alejaba del valle y
desaparecieron tras la cima ante la incrédula mirada de los
guardianes. Incluso a tan corta distancia, solo se apreciaban
seis sombras en movimiento. Casi imperceptibles.
Descendieron la ladera contraria de la loma, pisando ya
sobre la grana hierba. A medida que bajaban, la penumbra se
hacía más intensa. Tan solo unos metros más adelante, ya en
los albores de la tétrica foresta, únicamente había sombras y
escarcha. Se vieron, nuevamente, enfrentados al terror de las
tinieblas.
Apenas habían penetrado en las sombras cuando se
detuvieron, para orientarse y decidir qué camino tomar.
—Bien, ya estamos en marcha. ¿Hacia dónde vamos
ahora? —preguntó Orgán.
Andrés se mantuvo un buen rato pensativo. Finalmente,
tomó una decisión.
Hemos llegado a la aldea desde aquel lado —indicó
señalando a su izquierda—. Nada quedaba atrás después de
cruzar la luz. Supongo que el lugar por donde he entrado no
permite volver. El portal desapareció a atravesarlo. Deduzco
116