Page 102 - De la luz a las tinieblas
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impaciente, esperarían lo necesario, hasta que los otros dos
          llegasen a exponerle el resultado de sus gestiones.

              Aún dormían cuando oyeron llamar a la puerta.
              —Ya voy yo —dijo Andrés, bostezando. -Se trataría de
          Garan llevándoles el desayuno, como era habitual-.
              Abrió la puerta sin peguntar. Su expresión se tornó en
          satisfacción  al  ver  ante  sí  a  Orgán,  y  a  su  inseparable
          compañero.  Portaban  ambos  sendas  lanzas  y  machetes.
          También  Gosún,  que  los  secundaba,  acarreaba  con  él  un

          rustico  saco  de  piel  de  tépur.  Tras  ellos  tres,  Garan
          enarbolaba dos grandes ejemplares, aún vivos, de la misma
          especie y una bota con agua.
              Andrés se imaginó aquel día como el gran momento de su
          alianza.  Compartirían  desayuno  un  grupo  de  atrevidos

          aventureros, en busca de la libertad y la vida.
              —¡Alterio! —dijo emocionado, con la voz más elevada
          de lo normal—. Lo han conseguido.
              —Tranquilízate muchacho. Dime qué es lo que ocurre.
              —Orgán y Dalman están aquí.
              —¿Qué tal Alterio? —saludó Orgán desde la entrada—.

          Gosún y Garan nos acompañarán, los hemos convencido. El
          resto  de  las  armas,  y  demás  cosas,  estarán  listas  mañana
          mismo. Solo espero que hayamos elegido la mejor opción.
              —Eso  no  lo  sabremos  hasta  llegar  al  final  de  esta
          aventura. Bien sea el destino deseado o el más doloroso de

          los fracasos. Confiemos en que Andrés tenga razón.
              —Yo también espero no estar equivocado —dijo Andrés,
          asumiendo también sus dudas.


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