Page 146 - De la luz a las tinieblas
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En su devenir por entre las casas que descansaban sobre
la roja alfombra natural, vio a varios niños jugando, algo que
ni siquiera podría imaginarse pocas horas antes.
Mujeres acarreando agua y alimentos, y hombres
dedicados al mantenimiento de sus chozas. Una actividad
mucho más acorde al normal desarrollo de una sociedad, tal
y como él la había conocido siempre. Era lo más parecido a
una localidad común y corriente, como las que había dejado
atrás al introducirse en aquella pesadilla. Aunque las
tinieblas, las incomodidades, la falta de fuego y los elementos
necesarios para una actividad humana medianamente
convencional, seguían siendo la principal diferencia. Pero,
sobre todo, aquel oscuro bosque que definía los límites entre
su iluminada libertad y su triste eternidad en la penumbra.
Definitivamente, no era aquel el lugar que deseaba
encontrar para poner fin a su aventura.
Durante su largo paseo, fue recabando toda la
información posible entre los lugareños.
No le resultó fácil relacionarse con aquellas personas.
Ante su presencia solían retirarse, como claro signo de
desconfianza hacia un desconocido.
Después de escudriñar diversos rincones del poblado,
llegó hasta la orilla del lago. Allí, dos mujeres de mediana
edad se encontraban llenando de agua unos grandes barreños
de madera. Se acercó a las señoras, y entabló conversación
con ellas. Al principio, ellas se mostraron reticentes a
hablarle -era normal su suspicacia ante un desconocido-.
Pero, con sus exquisitos modales y su amistosa presencia,
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