Page 142 - De la luz a las tinieblas
P. 142

—Aquí  viven  mujeres  y  niños.  Esos  seres  no  pueden
          quedarse entre nosotros. Si queréis permanecer aquí, ellos
          deberán marcharse.
              —No lo entendéis. Los salvajes que habitan en el exterior

          son  sus  enemigos,  los  atacarían  en  cuanto  los  viesen
          desprotegidos. Deben permanecer con nosotros.
              —En el exterior no hay salvajes. Ya os hemos dicho que
          su territorio está muy lejos de aquí. Estos son los primeros
          góronas que vemos desde que hemos llegado a este poblado.
          Los cazadores les impiden exceder los límites de su comarca.
              —¿Entonces, son los cazadores quienes os traen a este
          lugar?
              —Así es. Antes de venir aquí  hemos permanecido  por
          mucho  tiempo  en  siniestras  aldeas,  oscuras  y  solitarias.
          Hemos  padecido  el  hambre,  la  cual  solo  podíamos  saciar
          comiendo unos asquerosos peces que hay en sus aguas. Es el
          guardián  quien  decide  cuando  trasladarnos,  y  son  sus
          cazadores  quienes  nos  traen.  Aquí  estamos  mucho  mejor,

          aunque las tinieblas sigan siendo eternas.
              —Entonces, es aquí a donde traen a los que capturan en
          las aldeas o en los bosques —reflexionó Orgán mirando a sus
          compañeros.
              —Eso parece —replicó Andrés.
              —Lo siento, pero no podéis quedaros. A no ser que esos
          dos góronas se queden afuera. Aunque sean inofensivos, la
          gente se sentirá asustada si permanecen aquí.
              Ante tal disyuntiva tuvieron que tomar una decisión. O se
          quedaban  todos  afuera,  acampados  a  cierta  distancia,  o
          tendrían que hacerlo Gosún y Garan.



                                         148
   137   138   139   140   141   142   143   144   145   146   147