Page 139 - De la luz a las tinieblas
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luminosidad que caracterizaba a su antiguo poblado, las
chozas, la laguna, nada de eso se distinguía en aquel sitio.
Quizás Andrés se estaba dejando llevar por su deseo y su
pasión desbordante.
Continuaron caminando. Mucho más aprisa. No les
resultaba nada fácil a los demás seguir los pasos del pastor.
Poco después, pudieron ver como el negro horizonte se
tornaba más claro. La predicción del joven parecía
convertirse en realidad. Una alegría general transformó el
insólito paraje en un improvisado concierto de risas y gritos
triunfalistas. Alterio preguntó que estaba ocurriendo, y
también él desbordó en satisfacción con el relato emocionado
de sus compañeros.
El paso apresurado se convirtió en carrera. Ascendieron
una pequeña colina y, desde lo alto, divisaron, a los pies de
la misma y junto a un amplio lago, un poblado de
considerables dimensiones.
Al igual que ocurría en su viaja aldea, la claridad era allí
más pronunciada que en el bosque. Si bien la penumbra
continuaba siendo la pauta en los alrededores, En aquel lugar
la luminosidad tenía una mayor presencia. Daba la impresión
de que las sombras tendían a disiparse según avanzaban en
su periplo.
Bajaron decididos por la ladera. Las primeras cabañas se
levantaban ordenadas al pie de la colina. No existían cercados
ni torres de vigilancia. El poblado se levantaba en campo
abierto. Lo más parecido a su abandonada aldehuela era el
gran lago que se encontraba a un lado del caserío.
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