Page 134 - De la luz a las tinieblas
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—Eso sí sería positivo. Que comprenda la necesidad de
          mantenernos unidos, y de llevarnos bien.

              Orgán se dispuso a dormir un poco, y Andrés tomó su
          relevo. Ya no despertaría a Dalman. Acompañado por Gosún,
          haría la última tanda antes de retomar la marcha.
              Unas  horas  más  tarde,  cuando  su  reloj  biológico  le
          indicaba que era ya la hora, despertó a los demás.
              Como cada jornada, deberían alimentarse y recoger los
          arreos  antes  de  abandonar  el  campamento.  Nada  más

          despertar, el viejo Alterio se interesó por el estado de Garan.
          Fue Dalman quien se acercó al inferido para comprobar su
          herida.  Se  sentía  culpable  de  lo  sucedido.  Aunque
          probablemente nada hubiese cambiado de permanecer alerta,
          no podía evitar el cargo de conciencia que le originaba su

          imprudencia.
              El górona estaba notablemente mejor de lo que la lesión
          hacía prever. La hemorragia se había detenido totalmente, y
          el corte no presentaba tan mal aspecto. Aquellos seres eran
          extremadamente resistentes y su capacidad de recuperación
          era asombrosa.

              Entre Dalman y Alterio, ayudaron a Garan a levantarse.
          Comieron  juntos  y,  cargando  con  sus  correspondientes
          arneses, reanudaron su viaje.
              Debido al estado de Garan, deberían cargar con los sacos
          de peces y el agua que él había llevado hasta entonces entre

          los  demás.  Decidieron  relevarse  en  tal  tarea,  pues  era
          considerable  el  peso  que  tendría  que  soportar  quien
          acometiese tal tarea.


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