Page 184 - De la luz a las tinieblas
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hojarasca.  Inmediatamente,  pensaron  en  los  cazadores.
          Tenían que evitar ser vistos, o se terminaría allí mismo su
          aventura.
              —¡Vamos, rápido! Subámonos a un árbol y esperemos a

          que no se les ocurra mirar hacia arriba.
              Andrés trepó rápidamente por un grueso tronco de ramaje
          muy bajo. Orgán y Dalman tuvieron mayor dificultad para
          alcanzar  la  altura.  Su  avanzada  edad  no  les  permitía
          encaramarse a las ramas con la facilidad con la que lo hiciera
          el  pastor.  Ayudados  por  el  muchacho  desde  arriba,  y
          haciendo un gran esfuerzo, lo consiguieron finalmente.
              Entre el denso ramaje, eran prácticamente invisibles. La
          espesura de aquellas negras hojas, y el tamaño de las brozas
          en  las  que  se  sostenían,  hacían  casi  imposible  que  los
          pudiesen ver desde el suelo. Pero sus corazones bombeaban
          con  tanta  fuerza  que  hasta  podrían  ser  oídos  por  los
          monstruos.
              Asomando cautelosamente entre unas hojas, Orgán pudo

          ver  como pasaba por  debajo de ellos un nutrido grupo de
          cazadores. Avanzaban dispersos, cubriendo una considerable
          zona del terreno. Eran unos treinta.
              No había duda que los estaban buscando. Habían ido a por
          refuerzos con la intención de evitar su fuga a toda costa.
              —Permaneceremos  aquí  arriba  hasta  que  hayan
          descartado esta área. Venían de frente. No parecía que nos
          siguiesen. Lo  más  probable  es  que  intentasen  cortarnos  el
          paso para evitar que avancemos. Creo que protegen alguna
          zona a la que no desean que lleguemos Si peinan toda esta
          parte  seguirán  avanzando  en  dirección  contraria,  entonces



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