Page 179 - De la luz a las tinieblas
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«¿Encontrarían allí su final? Perdidos en la nada, sin
agua, sin alimentos. Vagando a perpetuidad entre árboles y
peñascos. Sufriendo para siempre el inclemente frío. Aquel
roció que calaba su piel, inmisericorde».
Orgán notó el decaimiento del pastor tras la muerte de
Gosún. Durante todo el viaje, jamás lo había visto así. Eso
lo preocupaba. Era él quien los animaba para continuar,
sobre todo tras separarse de Alterio. Pero, después de todo
aquello, lo veía descorazonado.
De algún modo debería convencerlo para que retomase
su ilusión, y asumiese su liderazgo en la misión que los
había llevado hasta allí.
—Vamos, ya nada podemos hacer por él. Sigamos
adelante. Tengo la corazonada de que falta poco para llegar
a nuestro destino —le dijo con ánimo de elevar su moral.
Él mismo tomó la delantera. Apuró el paso. Tenía que
alentar la bravura del muchacho.
A pesar de ser el más afectado por la muerte de Gosún,
sabía que no podían darse por vencidos. Existiese o no la
salida que el joven tanto anhelaba, deberían buscarla.
Ninguna otra razón los movería a evitar la desazón.
Extrañamente, cuanto menos optimista estaba Andrés, más
confiaba Orgán en su teoría. Cada jornada que pasaban
juntos era mayor su convencimiento de que todo aquello no
sería en vano.
De los seis que habían salido de la aldea, ya solo tres
continuaban la marcha tras tantas jornadas de penuria.
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