Page 177 - De la luz a las tinieblas
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No conocía la suerte que había corrido su congénere. En
su situación, nadie consideró conveniente hacérselo saber.
Gosún también se moría, y Andrés se sentía culpable.
Les había prometido la libertad. Pero, obsesionado con
lograr la suya propia, los condujo hacia la muerte.
Permanecieron con él hasta que exhaló el último suspiro.
Orgán era el más afectado. Después de tanto tiempo en la
aldea, siendo depositario de una inquebrantable fidelidad
por parte del górona, se había creado entre ellos un vínculo
muy especial. A pesar de formar parte de diferentes
especies, para el viejo aquella criatura había sido un
insustituible amigo, tan solo comparable con su compañero
Dalman.
A pesar del duro momento que todos estaban pasando,
Dalman no perdió la ocasión de la triste circunstancia para
echarle a Andrés en cara todos los males ocurridos. Le
recordaba machaconamente su responsabilidad, por
haberlos embarcado en aquella desgraciada empresa.
El muchacho no dijo nada, en ese trance no encontraba
respuestas, ni su ánimo daba ya para más.
Cubrieron a Gosún con ramas y unas piedras a modo de
sepultura, Sin decir una sola palabra, emprendieron
nuevamente la marcha.
El propio Andrés se hizo cargo del arnés que el górona
había conservado. Les quedaban aún unos cuantos peces y
un poco de agua.
La larga travesía los había agotado. Habían pasado
mucho más tiempo del que en un principio creyeron que
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