Page 178 - De la luz a las tinieblas
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necesitarían para llegar a su destino. Pero seguían sin
encontrar nada, inmersos en las tinieblas, y vagando
indefinidamente por oscuros bosques, peligrosos barrancos
y desconocidas cuevas.
Cierto era que habían podido ver el castillo del fuego, y
habían evitado a los cazadores. Pero nada hacía prever que
llegarían a alcanzar aquella escapatoria. La razón principal
que los llevara a enfrentarse a tantos peligros.
Una vez más, la fe que Andrés había puesto en la misión
comenzaba a flaquear peligrosamente. Mas ya no tenían
ninguna otra alternativa. Tan solo podían avanzar, hacia
cualquier parte, pero avanzar.
La opción que barajara Dalman, de retornar al último
poblado, hacía tiempo que era imposible.
Orgán y Dalman nunca le perdonarían su debilidad,
después de todo lo ocurrido. Tenía que continuar dándoles
esperanzas.
Sin decir nada, evitando mirar a sus compañeros, retomó
la senda. Caminaba con la cabeza gacha, abatido. Sin
embargo, no dudó en marcar el paso a sus seguidores.
Cargando con el último arnés, continuaron el viaje.
Siempre hacia adelante. Ya no se planteaban ninguna otra
posible ruta. No la había.
A pesar de hacer todo lo posible por aparentar íntegro,
Andrés comenzaba a perder la esperanza. Se planteaba,
seriamente, si Dalman no habría tenido razón desde el
principio. Si su irrefrenable empeño llegaría a ser la causa
del sufrimiento eterno, al que tanto temían.
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