Page 176 - De la luz a las tinieblas
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Llevarían un par de horas caminando cuando divisaron, a
          pocos metros, un cuerpo inmóvil. No alcanzaban a distinguir
          quién era, pero pensaron inmediatamente en Gosún.
              Se acercaron a él rápidamente. Allí estaba.

              Sentado, y apoyado de espaldas, sobre un grueso tronco
          caído, yacía exhausto el desdichado górona.
              Herido en la caída, y sin saber a dónde dirigirse, había
          decidido  avanzar,  con  el  convencimiento  de  que  aquel
          complejo  subterráneo  lo  llevaría  hasta  algún  sitio
          reconocible. Sabía que era esa la finalidad de sus compañeros
          humanos, y consideró que sería su única opción mantener el
          mismo objetivo, confiando en que se reencontraría con ellos
          en algún momento. Sin embargo, las heridas padecidas eran
          más  graves  de  lo  que  en  un  principio  se  creyó.  La  dura
          marcha por los complicados y peligrosos pasos y barrancos
          lo llevaron al agotamiento.
              Solo con verlo, Orgán comprendió que su estado revestía
          gravedad. Nada podían hacer por él.

              Junto  a  Gosún  reposaba  su  arnés.  Con  denodados,
          esfuerzos, había arrastrado hasta allí las pocas provisiones
          que portaba.
              Orgán intentó comunicarse con él, pero no consiguió
          que pronunciase ni un solo gruñido. Gravemente herido,
          solo su descomunal resistencia, y probablemente su natural
          instinto de supervivencia, lo habían animado a llegar hasta

          allí.






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