Page 171 - De la luz a las tinieblas
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Difícilmente Gosún hubiese podido ir por allí, llevando
          los aperos consigo.
              De todos modos, no tenían otra alternativa. Solo veían
          aquella galería, y era imposible que el górona hubiese salido

          por algún otro lado. De algún modo debió haberse colado por
          aquel angosto pasadizo.
              Unos  metros  más  adelante,  el  conducto  se  volvía  más
          ancho, y comenzaba a descender considerablemente.
              Deberían avanzar con mucha más cautela. Pero, al menos,
          tenían mucho más espacio para hacerlo. Incluso, podían ir
          agrupados, lo cual los hacía sentirse más seguros.
              Andrés dedujo que, dados los pocos metros en los que el
          túnel era sumamente estrecho, probablemente Gosún habría
          empujado el arnés por delante hasta alcanzar la parte ancha
          del  pasaje.  Allí  habría  cargado  nuevamente  con  las
          provisiones sin grandes dificultades.
              Después de un rato bajando por la crujía, llegaron a una
          segunda  galería,  mucho  más  grande.  Inexplicablemente,

          estaba muy iluminada.
              Por  una  de  las  paredes  laterales  brotaba  una  pequeña
          cascada.  El  agua,  limpia  y  cristalina,  corría  zigzagueando
          entre pequeños guijarros, hasta desembocar en un diminuto
          lago. Allí, nacía un riachuelo que conducía hasta un nuevo
          pasadizo, al fondo de la gruta.
              —¿Qué os parece? —preguntó Andrés.
              —Si  el  agua  fluye  es  que  a  cierta  parte  se  dirige.  Es
          posible que desemboque en algún río, más adelante.
              —¿Seguimos entonces el curso del agua?





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